Casi no hay tránsito de vehículos. Algún que otro auto que circula por las calles, el transporte de colectivo que viaja hasta la ciudad cabecera uniendo los tres Pueblos Alemanes, y unos pocos que se movilizan caminando o en bicicleta.
Las mujeres, que habiendo cumplido las tareas hogareñas, salen a las veredas de sus casas para ver a sus vecinas y a entibiarse con el sol de un verano que se va. En este contexto, es posible escuchar hasta el arrullo de las palomas que reinan en los árboles de las veredas y de las plazoletas centrales de la Avenida 11 de Mayo. El resto de la gente está en sus lugares de trabajo.
Pueblo Santa María es especial, como lo es su gente. Por la ubicación geográfica, el movimiento que tiene es menor, ha conservado plenamente sus características de origen, y no obstante ello ha crecido en población y en servicios. Quienes viven aquí, eligen quedarse en Pueblo Santa María: para quedarse cerca de sus padres, para que sus hijos vivan en un lugar tranquilo, y para disfrutar de la paz del lugar.