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“Tengo mis manos seguras para bendecir, para consagrar la Eucaristía, para confirmar esperanzas entre todos ustedes”.
“¿Saben por que volví a Coronel Suárez? Porque los quiero”, afirmó el Sacerdote en la Homilía de la misa en acción de gracias por sus 61 años de ordenación sacerdotal.
Con firmeza y el infinito agradecimiento a Dios por su vocación, el Padre Melchior celebró la gracia del Señor y la especial protección de la Santa Virgen Maria.
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En la noche del sábado la Parroquia Nuestra Señora del Carmen presentaba un aspecto particular, con un marco imponente de fieles que participaron de la misa en acción de gracias y compartieron la Eucaristía concelebrada por los Sacerdotes Daniel Melchior y Juan Manuel respectivamente, más la expresiva participación del Coro Parroquial.
En la Homilía se lo vio al Padre Daniel con una energía admirable, un tono de voz seguro, pero todo ello era demostrativo de la infinita entrega vocacional que a lo largo de sus 61 años con el sacerdocio fue confirmando en la fe, entrega como pastor de la Iglesia y una actitud personal en la vida que lo ha transformado en un invalorable referente cristiano, que nos respalda en el logro de la propia santidad, asegurando la santidad de los demas.
En el Padre Daniel encontramos a un verdadero servidor de la Iglesia y prueba de ello ha sido su rica trayectoria, “yo no tengo nada, solo lo tengo a Dios, que me dio estas dos manos para bendecir, consagrar la Eucaristía, distribuir entre todos ustedes fe y esperanza”, expresó en su contundente mensaje.
Melchior agradeció al Señor “por su acompañamiento, por sus llamados de atención cuando intentaba desviarse del camino trazado”, expresó con gran energía este Cura con 61 años de sacerdocio y 86 de edad que hoy nos sigue dando ejemplo de su fiel vocación y generosidad, después de haber escuchado el llamado de Dios.
Contó que nació rodeado de grandes testimonios sacerdotales que le posibilitó crecer espiritualmente todos los días aferrado fuertemente a la oración, reconoció que debió “bajar un cambio”, pero la realidad del mundo a veces agobia y crea desesperanza, pero no dejó de agradecer a la gente, a los movimiento de la Iglesia, a la comunidad de Huanguelen, al Cura Párroco Diego Kessler, que le permitió el regreso para continuar desarrollando su tarea pastoral en la Capilla del Hospital Municipal, estar junto a los enfermos y los abuelos del Hogar de Ancianos.
Después de la consagración de la Eucaristía junto al joven Sacerdote Juan Manuel recibió un inmenso aplauso de todos los fieles que participaron de la misa, mientras se repetían los saludos casi individualmente y para cada uno tenia palabras de afecto y recuerdos de tantos años compartidos en Coronel Suárez.
Un pastor de la Iglesia que pregona con el ejemplo.