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“Un mismo árbol verde”, bajo la interpretación de Marta Bianchi y Silvia Kalfaian.
Cine Italia y un excelente marco de público para una puesta en escena conmovedora.
Una historia que atraviesa a dos mujeres, las golpea y las aleja.
Ovación final del público que colmó totalmente la platea.
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La segunda jornada del Festival Nacional Suárez Teatro se desarrolló ayer con dos funciones: la primera un espacio sorprendente para los más chicos, quienes disfrutaron de la obra “Fedro y el Dragón Medieval” con Claudia Peña y Fernando Arancillia.
El grupo La Faranda ofreció una buena oportunidad para todas las edades, pero mantuvo el suspenso, el humor y ternura para los chicos.
Para la función nocturna sin duda que la expectativa de la platea estaba centrada en la actuación estelar de la primera actriz Marta Bianchi.
En una obra basada en hechos reales y que desde el año 2006 recorre teatros y auditorios de todo el país, para lo cual la autora Claudia Piñeiro ofrece un relato donde conviven los fantasmas del pasado junto a los horrores del recuerdo de un genocidio, más la desaparición de Anush y un presente que separa abismalmente a madre e hija.
Con la maestría de Marta Bianchi y la impecable actuación de Silvia Kalfaian la gama de la obra se detiene en los grises que caracterizan una realidad negada, aunque con una concepción humanista como pocas.
El movimiento en escena de las actrices es poco menos que conmovedor, sobre todo cuando se abordan aspectos del primer genocidio del Siglo XX, cometido por el Estado Turco y de manera inevitable muestra su paralelismo con el horror vivido por los argentinos en la última dictadura militar de 1976.
“Un mismo árbol verde” refleja la vida de Dora y Silvia, madre e hija en una noche de insomnio y que no pueden acercarse porque los fantasmas de las dos se los impide, sobre todo el de una hija desaparecida durante la última dictadura militar que Dora no puede olvidar.
Quedó latente en los espectadores, después de la brillante actuación de las dos actrices, el especial sentimiento relacionado con la noche y el amanecer de un nuevo día, esperando que los fantasmas se escondan bajo la luz de una nueva jornada, lo que representa un renacer donde tal vez ambas tengan una nueva oportunidad de evitar los desencuentros.
Dos actuaciones brillantes y que el numeroso público que ocupó la sala del Cine Italia premió con sostenidos aplausos y un caluroso recibimiento para Marta Bianchi ovacionada en el final después de una actuación admirable.