Conmovedora marcha reclamando justicia por Cristian Páez.
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Su madre, Marta Miranda, pidió cárcel para los culpables y cambio de carátula en la causa.
Se concentraron en el anfiteatro, marcharon hasta la esquina de Belgrano y Junín, luego frente a la casa de los Scialabba en calle Ameghino y terminaron en la sede de la Fiscalía en la Avenida Alsina.
"A mi hijo le pegaron con una pala, hay temor, por eso cuesta aportar testimonios".
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Una marcha silenciosa compuesta por familiares, amigos, vecinos, el personal del local bailable donde la víctima cumplía funciones de seguridad y compañeros de trabajo recorrieron las calles de la ciudad, portando carteles, pancartas y leyendas exigiendo justicia por Cristian Páez, cárcel a los culpables, que no sea otro caso impune e inscripciones similares.
La marcha la encabezó la madre de Páez y otros familiares siendo acompañada en todo momento por un patrullero de la Estación de Policía Comunal, más efectivos que discretamente acompañaron a los manifestantes, que en un silencio conmovedor transitaron todo el recorrido.
Se detuvieron por pocos instantes frente al comercio donde trabaja uno de los imputados en la causa en la esquina de Belgrano y Junín hasta llegar al domicilio de Dario Scialabba en Ameghino 247, para continuar por Mitre pasando por la Municipalidad concluyendo frente a la sede de la ayudante de Fiscal sobre la Avenida Alsina que se encontraba custodiada por efectivos uniformados y de civil pertenecientes a la Sub D.D.I de Coronel Suárez.
Al llegar al lugar la Señora Marta Miranda, solicitó autorización para dejar pegados algunos carteles que fueron colocados en una pared lateral, previa autorización del Jefe del Operativo mientras los manifestantes solo se limitaron a pedir justicia y cambio de carátula.
Antes de la desconcentración la madre de Cristian Páez, habló con los medios periodísticos presentes, agradeció la compañía de todos los participes en la marcha y volvió a reclamar justicia, teniendo en cuenta que Scialabba y su padre se encuentran en libertad, solicitando en este sentido la cárcel mientras se sustancia el juicio oral y público que juzgue sus conductas en el lamentable episodio ocurrido en el barrio de Villa Belgrano.
"A mi hijo le pegaron con una pala" expresó de manera contundente y con lágrimas en los ojos la madre de Cristian, reconociendo que si bien no hay amenazas concretas, hay intentos de intimidación y que la gente que debe aportar testimonialmente tiene miedo.
Luego narró todo lo sucedido, el penoso tratamiento que su hijo no pudo superar después de las graves heridas recibidas en la zona craneana y dijo que vive con la inmensa tristeza de la perdida de un hijo, buscando solo, justicia.
Con el respaldo de la gente que acompañó en todo el trayecto y la concentración final sobre la primera cuadra de la Avenida Alsina, portando velas, con un silencio conmovedor, la presencia de familias enteras con chicos y la dolorosa exposición ante los medios periodísticos de la ciudad, concluyó este pedido de justicia, este llamado de atención de un sector de la población, dolorida y profundamente elocuente a partir de lo sucedido a este joven trabajador municipal cuando se encontraba recogiendo ramas en Villa Belgrano.
Una amenaza previa, que luego se concretó en una violenta agresión en cuya causa hay contradicciones y algunos elementos de valor que se encuentran siendo merituados por la Justicia en base a todas las actuaciones que fueron elevadas por la Policía de nuestra ciudad.
Frío atardecer del lunes, las velas encendidas y el silencio resultan conmovedores, una postal de Coronel Suárez, poco frecuente.
Policía e inspectores municipales garantizaron que todo se desarrollara en orden y sin sobresaltos de ninguna naturaleza, hubo discreta presencia policial en todo el barrio de la calle Ameghino al 200 entre Lamadrid y Mitre, pero allí la columna solo se detuvo por algunos instantes, mientras el domicilio de Scialabba permanecía a oscuras y todo cerrado.
La última palabra la tiene ahora la justicia.

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