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“Tenemos la escuela que habíamos soñado”.
Manuel Fuhr, maestro para siempre.
Recibieron un reconocimiento en el acto aniversario de la Escuela Agropecuaria.
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Esther Borsella estuvo desde los primeros tiempos en la escuela, cuando funcionaba en la calle Mitre al 1.500, en un edificio adquirido por la Dirección de Escuelas, pero que después quedó chico y resultó inapropiado para el desarrollo de todas las actividades que diariamente se desplegaban en los dos turnos.
Tiene en su haber muchas anécdotas, muchos recuerdos y un permanente aprecio por esta escuela, que fue el centro de su vida durante 35 años de labor.
Reconoció que el profesor, el docente, no se forma como tal solo a través de los libros, sino –y sobre todo- en el contacto con el alumno, al que es importante escuchar para aprender de él.
Es por ello que agradeció expresamente a todos los alumnos que pasaron por la Escuela Agropecuaria que le permitieran completar su formación, que la hicieron crecer, como docente y como persona.
También hizo uso de la palabra el profesor Manuel Fuhr, destacando muchos logros que habían tenido los alumnos, elaborando con sus propias manos elementos que fueron utilizados por la escuela.
En esa línea, y a pesar de que está jubilado desde hace 4 años, demostró que sigue siendo MAESTRO: en la computadora de su casa armó una tabla periódica de los elementos en tamaño gigantografía y que fue impresa por una firma local, entregándola ayer a la escuela para que los alumnos la tengan bien a mano y a la vista de todos en el gabinete de química.