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El testimonio de Silvia Braun fue emotivo y comprometedor .

 

La madre de Horacio vinculó a Gustavo Ravainera con uno de los condenados como instigador al robo del coche de la pareja y afirmó que su marido creía que Gustavo Aguilar fue el ejecutor del doble crimen. "Si tengo que dejar la vida en este juicio, la voy a dejar por mi hijo", manifestó.

Aquella noche del sábado 26 de agosto de 2000, Horacio no quiso ir a comprar un pollo para la cena familiar, porque se iba a llenar de olor y más tarde tenía una cita con su novia María Victoria Chiaradía.
Su padre, por esa causa, le negó el préstamo del Chevrolet Corsa para salir, aunque su mamá, con espíritu conciliador, intercedió y convenció a su marido, sin suponer que esa decisión iba a cambiar sus vidas para siempre.
"Hasta el día de hoy estoy arrepentida y no me lo puedo borrar de la cabeza; ojalá que Horacio me perdone", confesó ayer Silvia Norma Braun, en el testimonio más importante de la segunda jornada del juicio oral y público que se les sigue a Gustavo Enrique Aguilar (44), Héctor Hugo Fernández (44) y Gustavo Javier Ravainera (40), por los crímenes de Héctor Horacio Iglesia Braun y su novia.
Los jueces Raúl Guillermo López Camelo, Alejandro Salvador Cantaro y Gabriel Luis Rojas escucharon, durante casi una hora, una declaración que, en algunos pasajes, fue comprometedora y, en otros, conmocionante y hasta dura de asimilar.
Silvia Braun, quien además del golpe irreparable por la muerte de su hijo, sufrió las pérdidas de su marido y de su padre, en medio de este largo peregrinar de nueve años, y también lucha contra una cruel enfermedad, se mostró firme y convincente en su posición, aunque declinó hacia el final, cuando respondía a los requerimientos de las defensas.
"Ahora tengo que hacer de mamá y papá y, si 'Hori' estaría... era el mayor de los dos varones, era mi hijo, mi alma, mi chofer, me llevaba a todos lados, y ahora tengo un auto de discapacitados por esta esclerosis de porquería. Si tengo que dejar la vida en este juicio, la voy a dejar por mi hijo; no puedo soportarlo más", aseveró, antes de desbordarse emocionalmente y ser contenida por Mirta Peralta, la madre de María Victoria.
Además del remordimiento con que carga, Silvia no puede entender cómo Martín Goyeneche, supuesto iniciador de la cadena de instigación al robo del auto que derivó en los homicidios, pidió un coche como el que ocupaban su hijo y la chica, teniendo en cuenta que sus padres vivían a no más de cien metros del taller de aquél, en Coronel Suárez.
Desde el inicio, con entereza, la mujer relató de manera pormenorizada lo que hizo su hijo Horacio en sus últimas horas con vida y también describió el primer tramo de la desesperada búsqueda, tal como, un día antes, habían hecho los padres de María Victoria Chiaradía.
"Yo buscaba a los chicos, el auto no me importaba; lo hubieran tirado a la basura", expresó.
Luego de la reconstrucción oral, Braun rememoró un encuentro que tuvo, junto con su marido --el fallecido ex jefe de la policía bonaerense, Héctor Iglesia--, con el chapista Goyeneche y, en esas circunstancias, comprometió al "Lagarto" Ravainera, quien en todo momento mantuvo el ceño fruncido y la mirada hacia el piso.
"Después que apareció el auto, fuimos al taller de Goyeneche a hablar con él, porque tenía el auto siniestrado (que supuestamente pretendía 'ponchar'). Estábamos hablando y yo estaba parada delante de una ventana que da a la calle y apareció una persona. Goyeneche se puso nervioso y me dijo que me corriera de la ventana y dijo que era Ravainera, 'El Lagarto'", indicó.
"¿Quién es ese?", dijo haberle preguntado al chapista y señaló que Goyeneche le recalcó "Ravainera".
"Se puso en cuclillas y se hamacaba. Le preguntaba qué había hecho con los chicos y me decía 'no me nombre a los chicos' y no quería que esa persona viera. Estaba muy nervioso, como que esa persona lo iba a cuestionar o comprometer porque yo estaba ahí", continuó la testigo.
Además, trajo a colación un comentario que su marido le formuló a Roberto Chiaradía, poco antes de su fallecimiento, cuando ambas familias estaban en la "casita" del cementerio que guarda los restos de los chicos.
"Héctor ya sabía todo esto antes de morir, se lo dijo a Roberto un día: 'Ya sé Roberto, el 'Chino' Aguilar mató a los chicos'", recordó.
Expresó Braun que aquel comentario se realizó antes del 7 de junio de 2006, fecha del deceso del ex superintendente de la policía provincial.
Finalmente, y antes de la dolorosa conclusión, la madre de Horacio ratificó un incidente registrado hace dos años en las puertas de la fiscalía de Estomba al 400, en oportunidad de llevarse a cabo la declaración de los detenidos que son ahora juzgados.
"Nos sacaron fotos o nos filmaron; había una persona alta, morocha, que nos estaba observando y le dije a Mirta 'mirá, nos está sacando fotos o filmando', pero no sabíamos para qué", dijo.
Esa persona (sería un ex policía de Carmen de Patagones) también había sido observada en la necrópolis, cuando "se apareció con otro más y me pidieron entrar en la 'casita', porque eran del sur. Andaban en un Peugeot".

De los amigos
Luego de la emotiva declaración de Silvia Braun, el tribunal escuchó los relatos de tres amigos de la pareja asesinada.
Primero se presentó Valeria Yanina Vitale, quien la noche del 26 de agosto de 2000 festejaba su cumpleaños, al cual había concurrido Horacio.
Dijo que el joven se retiró de su domicilio a la 0.37, para dirigirse a la casa de María Victoria.
"Insistí para que se quede, pero quería ir a buscar a 'Vicky'. Me ofrecí a acompañarlo para ir a buscar a su novia y volver a mi cumpleaños", expresó Vitale, con lo que reconoció que "estuve muy cerca de subir a ese auto", por el Chevrolet Corsa envuelto en la tragedia.
Declaró, por último, que Horacio "estaba muy feliz, como era él" y que "no le noté nada extraño".
María Belén Lorea, compañera del Colegio Claret de ambas víctimas, negó rotundamente que María Victoria fuera capaz de "escaparse" aquella madrugada y que la relación de su amiga con los padres era "excelente". "Era una familia muy unida", aseguró.
Confesó que sabía que mantenían relaciones íntimas, así como lo hizo, minutos después, Mauricio Carlos Duralde, amigo de Horacio.
"Generalmente, como toda pareja, iban a un hotel alojamiento y, sino, a Zelarrayán al fondo, pasando el Camino Sesquicentenario, en la entrada a Los Chañares, en una arboleda", explicó el joven, haciendo referencia al sector en el cual, para la acusación, fueron interceptados los novios.
Afirmó que Horacio no tenía amigos en Tornquist --desde donde llamó María Victoria a su madre, la madrugada en que se cometieron los crímenes-- y que jamás lo vio armado.

El hombre que vio el auto cerca del monte suarense
Con el tono campechano que significan más de 70 años relacionados con la actividad rural en el distrito de Coronel Suárez, pero contundente en sus afirmaciones, Marciano Zacarías Silvera confirmó, ante el Tribunal en lo Criminal Nº 3, que observó el supuesto traslado del auto de las víctimas hacia el trágico destino final, por un camino vecinal que va como en dirección a Sierra de la Ventana.
"Vi dos autos: uno rojo y otro oscuro, que no sé si era gris o azul (sería el Chevrolet Corsa de Iglesia), pero pensé que eran cazadores. No se dejaba cazar ahí y estaban parados en un puente. Yo estaba a menos de un kilómetro. Después avanzamos y nos cruzamos, yo iba a caballo y los crucé arriba de una loma, a 600 metros del puente, a 30 o 35 kilómetros del monte", relató.
Silvera, de prominente barba blanca, detalló que en el vehículo oscuro "iban tres atrás: una mujer jovencita y otro muchacho joven y dos adelante, y en el rojo, que iba como 200 metros atrás, una sola persona más grande".
Dijo que los saludó al paso y que quien iba en el coche rojo le respondió con la cabeza, "pero muy serio".
Estimó que los ocupantes del primer vehículo podrían tener entre 23 y 24 años de edad, dato que pidió dejar constancia en el acta el defensor Sebastián Martínez, quien asiste a Gustavo Aguilar.
También comentó haber oído voces como de discusión, aunque primero pensó que podían provenir desde un colegio de las cercanías, donde vive una familia, aunque después descubrió que no eran de ahí, porque "estaban durmiendo" y vinculó esa situación con los automóviles que viera.
Silvera dijo no recordar la fisonomía de los viajeros, aunque en un momento fijó la mirada en los tres acusados, sin aportar ninguna otra precisión.
La última respuesta del peón rural despertó algunas sonrisas, cuando el doctor Sebastián Martínez le preguntó si pudo escuchar disparos.
"¡Nooo! Con cañón lo único..., si estaba a 35 kilómetros del monte de cipreses", enfatizó.

Hallazgo del Corsa
Pasado el mediodía, Magdalena Franciuli, cuyo marido fue el primero en ver el Chevrolet Corsa abandonado en cercanías de General La Madrid, cerró la ronda testimonial de la segunda jornada del debate.
La mujer relató que vivía con su familia en la estancia San Juan, a siete kilómetros de La Madrid, y que el vehículo lo observó su pareja cuando regresaba desde la ciudad, sobre mediodía del martes 29 de agosto de 2000.
"Me lo comentó y yo había escuchado que estaban buscando un auto por los chicos. Llamé a la policía de La Madrid, le dije que habíamos encontrado, probablemente, el auto de la pareja y, a los 15 o 20 minutos, apareció la policía", declaró Franciuli.
A preguntas del fiscal Eduardo d'Empaire, señaló que daba la impresión que, al menos los uniformados que la atendieron en la dependencia policial, "aparentemente no sabían" de la desaparición de María Victoria y Horacio, aunque admitió que un día antes, cuando regresaba de un viaje desde Bahía Blanca, en jurisdicción de Coronel Suárez, sí detuvieron a la combi para revisarla en el marco de la búsqueda de los desaparecidos.
"El auto lo vi demasiado prolijito, nuevito...; impecable, para ser un auto que estaba ahí. Era extraño", concluyó.

Respuesta. El fiscal Eduardo d'Empaire respondió ayer a la afirmación del abogado Luis María De Mira, en cuanto a que el caso del doble crimen se trata de "una novela armada por la fiscalía". D'Empaire dijo: "Es una disgresión (giro del discurso con cambio de tema intencionado). Esa es una forma de hacer su trabajo y la otra es una defensa con argumentos".
Desestimientos. El abogado Luis De Mira desistió de la declaración de Karina Carófalo (la mujer de Fernández), mientras que el fiscal adoptó igual postura respecto de los testigos María Alejandra Farinacchio, Juliana Romina Keler, María Tolcachier, Vanesa Godoy Prieto, Benito Laxague, Luis Alberto Cabrera y Guillermo Celiz. Hoy declararían más personas relacionadas con el hallazgo de los cuerpos sin vida y del coche.
Fuente: www.lanueva.com (La Nueva Provincia)

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