Los fieles que durante el pasado fin de semana asistieron a las misas oficiadas por el Padre Juan Carlos, se vieron maravillados por el estado en que quedó el Templo después de los trabajos de reacondicionamiento general de sus paredes y una impecable pintura en todo el interior.
Las naves centrales y el techo recibieron colores bien claros y resplandecientes y salvo el altar que modificó su aspecto, todo aparece armónicamente sustentado en colores tradicionales, que realzan aun más, la solemnidad natural del lugar.
Al término de cada misa, los fieles le manifestaban al Sacerdote su conformidad por la tarea realizada, y que representa no solo esfuerzo económico, sino también el ferviente deseo de conservar la capilla tal cual la crearon las religiosas que dejaron una huella muy profunda en la comunidad.
El altar luce mucho más imponente, conservando básicamente sus líneas tradicionales y el tono más fuerte, aparece contrastando con todos los mármoles blancos y las imágenes religiosas.