En una resolución que no registra muchos precedentes en el país, los 126 acreedores de la extinguida Cooperativa Agrícola Ganadera Limitada de Coronel Suárez, lograron cobrar su deuda, prácticamente al 100 %, en valores comparables tanto en dólares como en cereal.
Para ello, fue necesaria la labor silenciosa y de mucha dedicación de una comisión que se formó al efecto, y que administró los bienes de la Cooperativa, a lo largo de todos estos años.
En el año 1995, se firmó un convenio entre lo que quedaba de la Cooperativa Agrícola y cada uno de los 126 acreedores, donde constaba la deuda que el organismo cooperativo tenía con cada uno de ellos.
Luego de esto se constituyó un órgano fiduciario, presidido por el Sr. Carlos Gardes, y en el que trabajaron también codo a codo, entre otros, Alberto Fernández, José Carlos Bilbao, José Boviez, Oscar Armalé, Silvina Armalé, Ricardo Salerno, Celso Etcheverry, Hilario Desch, Mercedes Gardes.
Este órgano fiduciario tuvo como objetivo rescatar los bienes que quedaban de la Cooperativa Agrícola, para administrarlos a lo largo del tiempo y venderlos mejor, cuando se presentara la ocasión.
Los silos ubicados en la estación Mitre, fueron vendidos a la firma Bertolami.
La propiedad ubicada en la Avenida Teodosio Alaniz, fue dividida en 72 lotes.
Se hizo un programa de computación, a través del cual se le otorgó un coeficiente a cada acreedor, y también un coeficiente a cada lote.
El día domingo 23, entre las 14:00 y las 19:00 horas, en el Salón San Cayetano, se llevó a cabo un acto, a través del cual se distribuyeron los lotes, de acuerdo al nivel de acreencia que cado uno tenía.
Como resultando, hubo acreedores que pasaron a ser propietarios de uno o más terrenos, en tanto otros lotes pasaron a tener propiedades compartidas, al tratarse de acreedores pequeños. Y en este proceso todavía resta vender la casa y el quincho que están construidos en el lugar.
En definitiva, cada acreedor, vio saldada su deuda de esta manera, con un proceso que duró 13 años, que evitó la quiebra y con ello la posibilidad de que sólo unos pocos cobraran lo que la Cooperativa les debía.
Con la constitución y el funcionamiento responsable de este órgano fiduciario, se logró cuidar los bienes que particulares tenían depositados en la Cooperativa Agrícola ganadera al momento de cerrar sus puertas.
Se cree que no hay muchos antecedentes de este tipo en el país.
Fue el escribano Eduardo Bras, el notario responsable de controlar que todo el proceso se llevará a cabo bajo la legalidad correspondiente.