Dramática situación se vivió el pasado domingo en Deportivo Sarmiento.

Preso de una crisis de nervios o presuntamente descontrolado emocionalmente, Raúl Giménez destrozó todas las vidrieras del bufet de Mitre y Rivadavia.
La Policía no pudo reducirlo hasta que la ambulancia del Hospital Municipal con una enfermera lograron subirlo y trasladarlo hasta la guardia, después de protagonizar un hecho violento reaccionando contra todo lo que tenía a su alcance.
Por momentos se vivieron escenas de pánico entre la gente que se encontraba en el interior del concurrido local de la entidad y el público que a esa hora paseaba por el centro.
Tiró hasta una bicicleta contra los vidrios, destrozó todas las vidrieras mientras vociferaba frases incoherentes.
La Policía no llegó rápido y ello originó mayor incertidumbre, la emergencia telefónica del 101 respondía que el móvil ya estaba en camino, pero los minutos se hicieron interminables.
El saldo, lamentable, todo roto, Giménez bañado en sangre y amenazaba a los gritos que era portador de sida.

Minutos antes de las 21:30 horas del domingo pasado la tranquilidad habitual en el centro de la ciudad, para un día domingo se vio alterada, como consecuencia de la intempestiva actitud del joven Raúl Giménez, quien últimamente se vestía de payaso y malabarista en las esquinas céntrica de la ciudad o en la plaza Tambor de Tacuari.
Sin mediar ninguna razón, comenzó al alterarse en el bufet verdirrojo de Mitre y Rivadavia, hasta que la situación se descontroló con una fuerte actitud agresiva y hostil empezando a destrozar las vidrieras, la puerta de acceso, mientras la gente huía aterrada frente a semejante reacción del joven que con sus manos y a patadas rompía los vidrios provocando una situación límite y de gran incertidumbre para la gente que transitaba en vehículo o a pie a esa hora de la ciudad.
Desde varios teléfonos celulares se llamaba a la Policía, que tardó por los menos diez minutos en llegar, más tarde se pidió otro refuerzo, pero los uniformados no podían doblegar a Giménez, que ante la presencia policial se alteró más y corría peligro que escapara hacia la zona de la plaza, donde había más gente como es costumbre cada día domingo.
Hasta que llegó la ambulancia y con la experiencia de la enfermera Mirta Iturrioz más un voluntario que intentaba tranquilizarlo, lograron introducirlo al interior de la unidad, para trasladarlo a la guardia con un patrullero de apoyo detrás.
Las vidrieras rotas, la gente entre aterrada y desconcertada por la situación no encontraba una explicación lógica frente a tanta violencia por parte de un joven que evidentemente presenta signos de una alteración emocional grave.
Para la institución, el costo del desastre, y afortunadamente sin tener que lamentar víctimas entre la concurrencia a la confitería verdirroja, salvo los cortes en todo el cuerpo que a simple vista podrían apreciarse en Giménez, que evidentemente requiere de un tratamiento específico, si tenemos en cuenta que permanentemente hace malabares en el centro o en espacios verdes con muchos niños como ocurre en la plaza Tambor de Tacuari.
Anoche permanecía internado en el Hospital Municipal, donde evidentemente representó un gran esfuerzo por parte del personal para atenderlo, curarlo y sedarlo para contenerlo adecuadamente.

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