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Genética, riego y fertilización, claves para los olivos del Sudoeste.

“Con el estudio pormenorizado del aspecto fenológico del cultivo se trabaja para determinar las condiciones ideales de producción”, dijo la bióloga Gabriela Laurent.

Se sabe. El clima y el suelo son determinantes naturales para el desarrollo del olivar en el sudoeste bonaerense, que continúa su consolidación con la nave insignia de la calidad.
Pero eso solo, que no es menor, claro, no basta para lograr una producción adecuada a las exigencias del consumidor de uno de los productos alternativos (a los cultivos de fina y a la ganadería) de mayor desarrollo en nuestra región.
Para Gabriela Laurent, licenciada en Biología y magíster en Suelos del departamento de Agronomía de la Universidad nacional del Sur, la genética, el riego y la fertilización son los principales aliados que el productor debe tener en cuenta si pretende minimizar los riesgos.
“La genética del olivo es importante para obtener buenas producciones”, dijo.
“En este sentido, para ingresar en el negocio lo ideal es comprar plantas en viveros que estén certificados y posean buena sanidad. ¿Dónde? Generalmente están en San Juan”, agregó.
“Luego hay que hacer una importante inversión en riego, en especial para el verano, donde el olivo tiene mayor demanda. Está claro que sin riego no se secará, pero también que su rendimiento será menor”, explicó.
“La cantidad de agua de riego, en un año lluvioso, por ejemplo, dará aceitunas con más o menos humedad. Y si bien eso afectará el rendimiento del aceite, no sucederá lo mismo con la calidad”, contó.
“Es como la uva: no todos los años se repiten los mismos parámetros de calidad. O de rendimiento, pero eso tiene que ver con el suelo y el clima. Ambos hacen calidad de aceite especial”, indicó.
“Por ejemplo, los del NOA tienen otro clima y otro tipo de suelo, y por eso se producen de diferentes tipos”, manifestó.
Gabriela Laurent, licenciada en Biología y magíster en Suelos del departamento de Agronomía de la UNS.
Respecto de la fertilización, en las distintas etapas, Laurent comentó que es determinante para lograr una optimización del rendimiento.
“Como en el tema del riego, si no fertilizo la planta no se morirá, pero tendrá menor rendimiento también", aclaró.
También aseguró que la poda y la cosecha son pasos trascendentes.
“Se requiere una mano de obra adecuada para ambos procesos. Incluso, está la alternativa de sumar maquinaria que faciliten el trabajo”, comentó.
Laurent recordó que se está en una región semiárida y que las características fluctuantes de temperatura, entre otras razones, provocan que los aceites sean de excelente calidad.
“Esto está debidamente comprobado”, admitió.
También dijo que la variedad más difundida en nuestra región, por su rápida entrada en producción, es la arbequina.
“Es una variedad que sólo sirve para aceite. Hay otra, que es la arbosana, pero no está tan difundida. Y diferentes, como manzanilla, pero son de doble propósito; es decir, para aceite y como aceitunas de mesa”, explicó.
Citó, asimismo, variedad que se ha difundido, la coratina.
“Otorga mucho picor. Es un aceite fuerte”, aclaró.
La licenciada Laurent trabaja en un proyecto de un grupo de investigadores de la UNS para precisar manejos eficientes en los olivares del sudoeste bonaerense.
Sostuvo que muchos productores utilizan al olivo como alternativa en una producción mixta. Y que destinan 5, 10 o 15 hectáreas para empezar, pero que luego van ampliando la superficie olivalera.
“Lo que sí tiene que saber el productor es que debe elegir un suelo profundo para que el olivo produzca más y mejor. No es ideal que se decida por el peor lugar que tenga en el campo”, contó.
“Cuando mayor profundidad tenga la implantación, más desarrollo poseerá el árbol por el desarrollo de raíces y eso permitirá, lógicamente, una rentabilidad más rápida”, explicó Laurent.
Recomendó también la bióloga que, antes de la siembra, se debe hacer el correspondiente análisis de suelo.
“Nuestros suelos son someros, de entre 20 y 60 centímetros. El olivar no se puede implantar en 10 centímetros. Vivirá, pero no tendrá desarrollo”, afirmó.
“Estamos estudiando el aspecto fenológico del olivar; es decir, desde la brotación, la floración, la formación del fruto y hasta la cosecha. También respecto de la cantidad de riego que necesita el cultivo en los meses más críticos, que son noviembre, diciembre y enero”, dijo.
“El agua no debe ser ni más ni menos. Pero también importa cuidar el agua por el recurso en sí y por los costos. Hay que tener en cuenta, claro, a las perforaciones, aunque no se presentan demasiadas dificultades a partir de los 40 centímetros”, aseveró.
“También estudiamos la parte de contenido de distintos nutrientes en hoja, principalmente para el diagnóstico foliar y de fertilización”, amplió.
Asimismo, resaltó la investigación sobre la utilización del alperujo, que es el residuo que genera la industrialización del aceite y su aplicación al suelo.
“Generalmente, el alperujo se acumula en algún lugar del campo o se envía a otro lado. Pero si las producciones aumentan y las aceiteras generan mayor cantidad de estos residuos, eso se transformará en un problema. Hay que pensar en que algo habrá que hacer”, advirtió.
En el departamento de Agronomía de la UNS Laurent trabaja junto a los ingenieros Gabriela Minoldo y Leandro Goñi; al técnico Ramiro García; a la licenciada Liliana Suñer; a la profesora Edurne Ayastuy y a la magister Ana María Miglierina.
La investigación del manejo del olivar se inició alrededor de 2007 y estuvo a cargo de la profesora María Elina Aguirre. El grupo antes citado está a cargo de esta segunda etapa.
“También hacemos análisis de las hojas del olivo en cuanto a los nutrientes, en especial los más importantes, como nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y magnesio, así como boro”, contó.
Laurent, quien es bahiense y está en Agronomía de la UNS desde 1986, dijo que se trata de un diagnóstico para que el productor sepa cuál nutriente está en defecto o en exceso y que así tenga una herramienta para decidir cómo y cuándo realizará la etapa de fertilización.
Los trabajos que se van realizando se publican en diferentes medios y los productores tienen acceso a esta información. Incluso, los investigadores suelen dar charlas, tal como sucede durante la realización de la Fiesta Provincial del Olivo, en Coronel Dorrego, el epicentro de los olivos, en pleno corazón del sudoeste bonaerense.
La licenciada Laurent sostuvo que hay cada vez más productores interesados en ingresar a los olivos, lo que resignifica lo que se realiza desde la UNS.
“Es cierto, hay cada vez más productores. Muchos lo ven como una alternativa viable y se interesan. Son curiosos. Eso es muy bueno”, dijo.
“¿Cómo es el perfil? Como dije, generalmente inquieto. Una vez que ingresa, lee y se informa para obtener la mayor rentabilidad posible”, relató.
También recordó que en el sudoeste bonaerense ya existe suficiente producción como para un marco de referencia, con lo que eso representa para alguien que pretenda ingresar a la actividad.
“Los productores olivícolas se ayudan entre ellos. Hay cooperativas y está la Cámara Olivícola del Sur que los aglutina, que es toda una referencia”, sostuvo.
Respecto del futuro, mencionó que habría que fomentar esta actividad.
“Sería una tarea del Estado”, comentó.
“Así como está ley de fomento a la forestación y a la reforestación, se debería hacer algo respecto de la olivicultura, porque acá hay que invertir y esperar unos años para recién obtener un rédito. Definitivamente, el recupero no es inmediato”, detalló.
Laurent destacó un aspecto colateral respecto de los alumnos de Agronomía, lo que denota el interés que ha despertado esta actividad en tiempos contemporáneos.
“Son muchos alumnos que se han interesado, y lo siguen haciendo, respecto del tema olivicultura. El detalle no es menor”, señaló.
“Para la formación de los alumnos es importante porque, al ser un frutal, tienen que incorporar conceptos de suelo, de clima, de fisiología del árbol, de fertilización y del procesamiento del fruto, que es la cosecha”, contó.
“Como muchos chicos se reciben y consiguen trabajos relacionados con las economías regionales, donde más ingenieros agrónomos se demanda, este estudio permite una formación integral porque se analiza toda la parte de la agronomía”, concluyó.
Una alternativa de inversión diferente a las tradicionales
Planes. "Hay que tener en cuenta que la olivicultura puede ser una fuente de inversión para todos aquellos que deseen otra alternativa a otras tradicionales en el sudoeste bonaerense. Sería otra manera de fomentar esta actividad", dijo la licenciada Gabriela Laurent.
Exportaciones. "Tenemos un puerto cerca para poder exportar el producto. Eso es algo que, en un futuro, ayudaría a un mayor interés por los olivos", sostuvo.
Rentabilidad. " Al margen de la variabilidad de los precios internacionales, esto será rentable a largo plazo porque la demanda es sostenida. Además, la gente es cada vez más exigente en cuanto a los productos que consume. Y está dispuesta a pagarlos", aseguró.
Fuente: La Nueva.

 
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