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Protección a sol y sombra: cómo funcionan las custodias policiales en Argentina

Elisa Carrió, Estela de Carlotto y Leonardo Fariña son algunos ejemplos. Testigos protegidos, funcionarios de alto rango y familiares de presos, miles de argentinos conviven con guardaespaldas día y noche

Aunque en los 90 vivía en Catamarca, tan lejos de la Casa Rosada como de los abrazos de su padre, desde los nueve años Carlos Nair Menem atravesaba cada día de su vida bajo la sombra de un custodio de la Policía Federal. De niño no padeció tanto la presencia permanente del agente protector, pero la incomodidad fue creciendo con su edad. Si se juntaba a tomar tereré con los amigos en la plaza del pueblo donde vivía, Las Lomitas, iba con su custodio. Si había partido de fútbol, el policía era su marca personal. A los 15 años, Carlos Nair estaba a tiro de su primer beso con una chica del barrio y entonces tuvo que ingeniársela para despistar al agente Florencio "Chore" Acevedo, su sol y su sombra, desde que Menem le asignó el trabajo en 1990.
"Carlitos quería encontrarse con una chica pero lo fastidiaba que el custodio estuviese todo el tiempo controlándolo -le contó un amigo del hijo del ex presidente a la periodista Victoria De Masi, para el libro Carlitos way-. Carlitos le dijo al 'Chore' que iba al baño y el custodio se preparó para seguirlo. Pero él le dijo que se quedara tranquilo, que iba a hacer pis y volvía. Un amigo lo esperaba con la bicicleta atrás del baño. Carlitos se escapó con él (…) pero el 'Chore' se puso muy nervioso y a la media hora tuvimos que decirle a dónde había ido".
Aunque no con ese grado de travesura adolescente, casos como los de Carlos Nair hay miles en Argentina cada día. Muchísimas personas, no sólo funcionarios de alto rango, viven con la cotidiana compañía de un policía que les cuida sus espaldas por pedido -la mayoría de las veces- de la Justicia. Testigos de crímenes, víctimas de violencia de género, jueces e incluso familiares de presos o de represores de la última dictadura tienen su custodia. Sólo en la provincia de Buenos Aires la División que se encarga de este trabajo tiene alrededor de mil "objetivos" para cuidar.
Con la excepción de los funcionarios de gobierno -desde el Presidente pasando por gobernadores hasta ministros y casi todos sus antecesores- la protección de los ciudadanos está determinada por un juez, quien si la causa lo necesita, pide a los ministerios de Seguridad que a través de sus fuerzas de seguridad le asignen custodia a la persona en peligro.
Así ocurrió con Estela de Carlotto, de quien se supo públicamente que tenía custodios la semana pasada después de que el agente Gastón Monti, uno de ellos, murió junto a su familia en un incidente vial en Uruguay. Lo cierto es que la titular de Abuelas de Plaza de Mayo vive con guardaespaldas oficiales desde septiembre de 2002, cuando balearon su casa en La Plata mientras ella dormía.
Si bien no hubo heridos ni víctimas (se determinó que los disparos fueron con una escopeta) la Justicia Federal ordenó la imposición de una custodia de los tipos "fija" y "dinámica" con cuatro hombres, que se mantiene hasta ahora. El año pasado, un importante dirigente gremial bonaerense recibió una amenaza contra la vida de su pequeño hijo, por lo que un juez determinó custodia permanente al chico y a toda la familia.
La Dirección de Custodias, Objetivos fijos, Personas y Traslado de detenidos de la Policía Bonaerense es la que recibe el oficial judicial. Tiene tres tipos de custodia. La fija implica la presencia de un agente en el frente de un domicilio. La dinámica es para los casos de menor riesgo; se trata del control periódico con el paso de un móvil policial por el lugar donde está la persona en cuestión. Normalmente son considerados "leves" por la Justicia: puede ser un testigo, un familiar de un detenido que guarda relación con el hecho antes de un juicio, o situaciones similares. Y la más importante es la personal, para personajes públicos, gente vinculada a casos graves o funcionarios de alto rango o con tareas relevantes. "Esa no la tiene cualquiera, y son las menos", comenta a Infobae una alta fuente policial.
La Bonaerense también tienen una sección que funciona como centro de monitoreo de testigos por delitos de lesa humanidad. Son casi 40 personas incluidas y en estos casos además cuentan con un dispositivo en el teléfono celular, porque hay quienes no aceptan la custodia policial dentro de su hogar. Para la custodia de represores o sus familiares, en Capital o el resto del país, la Justicia Federal suele pedir custodios de la Gendarmería o, sobre todo, de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA).
La Dirección General de Seguridad y Custodia del Ministerio de Seguridad nacional es el área encargada para este trabajo. Tiene un director general al frente y está dividida en tres departamentos, para los que trabajan unos 1.400 uniformados de la Policía Federal, más 800 de Gendarmería y Prefectura. El de Protección de personas y objetivos se ocupa de la custodia de testigos protegidos, de ex presidentes y de diplomáticos. El Área de Gobierno integra todas las dependencias nacionales, especialmente los ministros del Poder Ejecutivo. Y la de Poder Judicial, permanece atenta a la seguridad de los integrantes de la Corte Suprema y, por ejemplo, del edificio de Comodoro Py 2002, donde trabajan jueces y fiscales federales.
A pesar de que al presidente Mauricio Macri le correspondería custodia de las fuerzas federales, conserva la que tenía cuando era jefe de Gobierno porteño, cuyos hombres dependen de la División Custodios de la Policía de la Ciudad, que tiene formas de trabajar muy parecidas a la Bonaerense.
La mayoría de casos se ubican en el tipo de custodia fija para casos de violencia de género, donde se dedican a cuidar que el hombre denunciado no viole la restricción de domicilio. Esos custodios además suelen acompañar a los protegidos cuando tienen que declarar en sede judicial. Y también está la dinámica, que cuida "todo movimiento". Según fuentes oficiales, de todos modos, no son más de 30 casos en esta modalidad, muchos de los cuales también son jueces.
En la Ciudad hay un testigo importante en las causas donde se investiga a Lázaro Báez que tiene custodia las 24 horas. No es el único. Los padres de Leonardo Fariña, otro testigo en la causa Báez, tenían custodia de la ex Policía Metropolitana en su domicilio de La Plata, hasta que el agente sufrió un intento de asalto en la parada del colectivo y se tiroteó con los ladrones. Desde ese momento, para no tener problemas de jurisdicción, cambiaron a Policía bonaerense. El propio Fariña, incluido en el Programa de Testigos Protegidos por la causa "la ruta del dinero K", vive custodiado por agentes de Prefectura, que la semana pasada se tirotearon con dos ladrones y mataron a uno de ellos, cuando quisieron robar el auto de Fariña.
Normalmente, el juez que lleva cada causa determina cuándo ya no hay riesgo para la persona y en ese caso levanta la custodia. La ex secretaria del presidente Néstor Kirchner, Miriam Quiroga, por caso, tuvo durante dos años protección oficial. Según contaron fuentes del Ministerio de Seguridad porteño a Infobae, llegó un momento en que no tenía sentido: "Nos habíamos convertido en remiseros de lujo". Tanto en la Bonaerense como en la Ciudad las autoridades consultadas coinciden en que a veces se protege demasiado tiempo a un testigo que ya no lo necesita y que eso conlleva enormes gastos. "Sin embargo, no podemos correr el riesgo de cortar la custodia. Les llega a pasar algo después de eso y pagamos nosotros", explican.
Otra de las personalidades que cuentan con custodia permanente desde hace muchos años, aunque en períodos espaciados, es la diputada Elisa Carrió. La primera vez que le asignaron protectores fue en 2003 durante algunos meses. Y volvió a tener custodios en 2015, durante la campaña electoral. La Justicia le asignó policías de la Federal, pero ella, como había denunciado a Aníbal Fernández (en ese entonces ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos), pidió que la custodiaran policías metropolitanos.
El año pasado, antes de las elecciones primarias, Carrió se encontró con una caja llena de balas. Después de eso, otra vez le asignaron custodia de la Ciudad. Es un equipo de varios hombres y mujeres, que siguen sus pasos o se adelantan a éstos, incluso en sus viajes al exterior o sus vacaciones. Van a los lugares donde ella se presenta para que esté en orden. "Los que están en las divisiones de custodia son agentes especiales, no es un trabajo para cualquiera", remarcó alguien que conoce ese mundo.
Fuente: Infobae.

 
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