Luego de alrededor de 9 meses en que el equipo de este organismo provincial que se ocupa de la atención de las adicciones, estuvo diezmado prácticamente en cuanto a personal –sólo había quedado Viviana Adassus, trabajadora social- finalmente, a mitad del año pasado fueron contratadas dos psicólogas.
A este respecto, Viviana explica que “María Inés Santarelli renunció en el mes de septiembre del año 2015 y estuve sola 9 meses hasta que la provincia contrató dos psicólogas. En esto también participó el municipio para apresurar el trámite. Esto le dio un poco de empuje al CPA, porque en realidad yo sola no puedo hacer un tratamiento a nadie, necesito sí o sí el acompañamiento de un profesional de la psicología”, dijo la profesional.
Luego comentó que “Durante ese tiempo en que tuve que trabajar sola, dimos derivación a muchos pacientes al área de Salud Mental, en tanto que otros no quisieron continuar tratamiento hasta tanto no tuviéramos un profesional. En el mes de julio del año pasado, cuando se sumaron las psicólogas Soledad García y Sabina Calvo, se empezó a reactivar la atención en nuestro organismo y ahora estamos trabajando bastante bien, programando proyectos para este año”.
Recordó que “trabajamos directamente con los pacientes que vienen a pedir ayuda, en todo lo que se atención del consumo problemático de sustancias y también lo que hacemos son trabajos y actividades preventivas en los lugares donde nos llaman, porque contamos con el interés y las ganas que tenga la gente de escuchar esto. Nos llaman generalmente desde las escuelas, en el nivel primario, secundario; también hemos trabajado con los más chiquitos”.
Destacó Viviana Adassus que “a los chicos les interesa generalmente el tema, siempre que nos llaman buscamos que el docente haya trabajado algo previamente y que cuenten con el interés de los chicos”. Siempre las charlas se desarrollan en forma de talleres, para asegurar la participación de los jóvenes de manera activa.
Consultada Viviana Adassus, desde su experiencia en el CPA de 23 años a esta parte, en torno a si ha aumentado el consumo explica que “personalmente, no se si aumento o no el consumo. Lo que sí noto es que hay una mayor naturalización del consumo, de algunas sustancias. En algún momento, lo que naturalizamos mucho, es que los chicos consumieran los fines de semana alcohol. Hoy noto que hay una naturalización al consumo de marihuana. Uno escucha “todos los chicos fuman”, se escucha desde los chicos de una manera natural y desde los adultos también. Esta es mi apreciación personal al respecto. En cuanto a las estadísticas, el alcohol siempre está más arriba, porque es lo que consumen todos; y aunque haya consumo de otras sustancias, siempre el alcohol está. Y ahora, la marihuana, está casi junto al alcohol”.
En cuanto a si las personas reconocen que hay un consumo problemático, respondió que “eso pasa en los más grandes. Esto pasó siempre. Es muy difícil que los más chicos vengan a pedir ayuda porque esto les está causando algún problema. En realidad, a los más chicos, todavía no les es tan problemático, más que algún problema en la escuela, donde no rinden como tendrían que rendir. Los más grandes sí porque ya tienen una inestabilidad laboral, no pueden cumplir con el trabajo, tienen problemas familiares. Ahí sí pueden reconocer que están en un consumo problemático. Les cuesta mucho igual, a veces interviene algún acompañante, algún familiar”.
Los tratamientos que se proponen desde el CPA son de carácter ambulatorio, “no todos los pacientes responden a los tratamientos de la misma manera. Hay pacientes que viniendo una vez por semana pueden sostenerse. Hay pacientes que por más que intenten hacerlo ambulatorio, no lo pueden lograr, porque su compromiso con la sustancias es muy grande”.
Finamente la profesional del CPA afirma que “Entonces, a veces se trabaja con la modalidad de internación en una comunidad terapéutica. A veces se hace una internación de una semana en el hospital, a cargo de Salud Mental, para hacer una desintoxicación y después ver si responde al tratamiento ambulatorio; el último recurso es la internación en comunidades terapéuticas. Porque siempre tratamos de no desarraigarlos de su lugar. Y porque la internación es como meterlos dentro de una burbuja un tiempo, y después tiene que volver y el que cambia su actitud, es el paciente, lo demás, está todo igual. Además, siempre hay que trabajar también con la familia, que tiene que hacer cambios para que cuando ese paciente venga, pueda dar cierta estabilidad”.