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Como se pide.

Pueblo San José.
1971 - 4 de febrero – 2017.
Por Julio Zaballa.

El 20 de diciembre de 1970 la firma Poletti Hnos. inicia un trabajo de vaciamiento del Molino Harinero San José, fuente de trabajo de 40 familias de Pueblo San José, produciendo suspensiones de personal (24 en primera instancia). Que el 20 de diciembre de 1970 de produce una audiencia de conciliación en la Subsecretaria de Trabajo presidida por Heriberto Gigena, amigo que luego nos encontraríamos en julio de 2016 con el tema GATIC. Siendo los trabajadores asistidos por dirigentes nacionales de la AOMA, sin resultados, atentos a la posición de la empresa. Se reintegran al trabajo el 3 de enero de 1971. Continua en 31 de julio de 1973, relato completo.
El 4 de febrero de 1971 cierra sus puertas impidiendo a los trabajadores ingresar a la fábrica. Allí estábamos los representantes de la CGT de aquel entonces en las puertas de la fábrica, junto a los trabajadores.
Los trabajadores deben llegar a vender lo que producían o el stock para no morirse de hambre, situación lamentable que sumió a Pueblo San José en un dolor ampliado, pues grandes familias se veían involucradas.
Al llegar el 31 de julio de 1973, fallados todos los intentos por poner en marcha el Molino, en el Juzgado Nº 9 Sec. Nº 17 (juicio Poletti Hnos. s/quiebra, exp. 32.540/72) a las 9 hs. de ese fin de mes se realizaría el remate desguazado, incluido terrenos y maquinarias.
La cartilla del remate ofrecida por la firma Alberto Benoit y Cía. con el detalle del remate se adjunta como elemento recordatorio. Hay que destacar que García Plandolit (Diario El Imparcial) daba el día antes como rematado las maquinarias, con objeto de desalentar cualquier intento de recuperación por parte de los trabajadores.
El día anterior al remate concurre el Secretario General del gremio molinero (UOMA), Cesar Schibelbein, a nuestro sindicato, Luz y Fuerza, para obtener una ayuda que no había encontrado hasta el momento, y luego de evaluar varias alternativas el compañero Rubén Luongo, Secretario General de Luz y Fuerza, me pide en mi calidad de titular de la CGT concurrir a Capital y ver en el lugar del remate, la Cámara de Rematadores de la Capital Federal, qué es lo que se podía hacer.
En aquel momento tenía 30 años de edad y con 12 años en la actividad sindical. Recuerdo que llegamos con Cesar Schibelbein a la calle Perú 27 muy temprano y buscamos mil alternativas, sin conocer cómo se desarrollaba un remate judicial de esas características.
En el salón le pido a Cesar que se ubique en otro lugar e inicie una acción informativa entre los que se encuentran a su lado, haciendo yo lo mismo. Al iniciarse el remate llega el momento de las máquinas del molino y cuando piden que hagan ofertas me levanto y oferto cuarenta familias en la calle, sin su trabajo. Se produce un revuelo, el representante del Juzgado me increpa para que haga ofrecimiento en dinero, cosa que le respondo que haga la conversión por esas 40 familias.
El Dr. Larrivier, representante del Banco Nación, me informa que la oferta deber ser dineraria. Seguimos discutiendo, pide a la Policía que me desaloje, pero como estábamos recién en los inicios de una nueva democracia la Policía solo nos instó a abandonar el lugar, cosa que no hicimos y acto seguido el oficial de justicia hace un alto en el remate y nos pide que nos acerquemos a la oficina, poniéndome al habla con el Juez que entendía en el remate.
Del otro lado de la línea el Dr. Carlos Azorregui, quien me pide explicaciones y pregunta si vamos a seguir con esa actitud, a lo que le contesté que sí, que cuarenta familias nos habían encomendado hacer todo lo posible y lo estábamos haciendo. Luego le explico cómo se llegó a esta situación. Acto seguido me pregunta qué tiempo necesitaba para obtener ayuda para reactivar el molino y le pedí sesenta días, tiempo concedido en nuestro contacto telefónico por el Juez. Pero me estableció una condición: que nos dirijamos a su oficina en Avda. Cerrito y Corrientes en el 6to. Piso en Capital. Emprendimos inmediatamente la caminata desde Florida a la esquina de Cerrito y Corrientes. Allí, con Cesar Schibelbein tomamos contacto con el despacho del Juez y dialogamos mucho con el Dr. Azoregui, muy accesible a nuestro requerimiento.
Terminada la reunión nos dirigimos a la ciudad de La Plata para entrevistarnos con el Vicegobernador Victorio Calabró para pedirle apoyo para la obtención de una salida atento al plazo otorgado por el Juez. Fuimos atendidos por Calabró en persona y le dejamos todos los antecedentes.
A la noche regresamos con Cesar Schibeilbein a Coronel Suárez. Desde Capital Federal, y a minutos de haber parado el remate del Molino Harinero San José, tema ya contado en estas páginas, enviamos a Antonio Serna, subdelegado de CGT con el texto “Éxito. Escándalo en local del remate provocado por Schiebelbein y quien suscribe ocasionó suspensión remate. Custodien nuestros bienes. Julio”.
Luego viene otra historia de gestiones, enfrentamientos con picaros que mientras en Bs. As. nosotros vivíamos lo relatado convocaron a los medios para decir que el remate se había suspendido por gestión de ellos, borrando nuestra participación. Esto lo grafica el diario local el mismo 31 de julio de 1973, a pocas horas de que nosotros accionábamos para parar el remate.
Para desenmascarar esta mentira los trabajadores de la segunda Colonia que estaban tomando en esos momentos el molino convocan a estos mentirosos y a los medios a modo de agradecimiento y en el momento en que estos personajes les contaban a los trabajadores como “habían” logrado parar el remate, aparecemos nosotros con Cesar Schiebelbein detrás de los trabajadores y su familias, tratándolos de mentirosos y contando la verdadera historia.
De hecho el diario local nunca dio la información, pues ya había iniciado hace mucho una campaña en nuestra contra. Entiéndase que el problema era el movimiento obrero organizado que le impedía dominar desde su diario la voluntad de personas e instituciones suarenses. Muestra de ello es el artículo que emite el 1º de agosto donde cita una nota que nunca existió, por la que “trabajadores” agradecen las gestiones, donde muy sospechosamente no se nos menciona. El 8 de agosto de 1973 es desalojado el molino por parte de los trabajadores.
Pero finalmente el Molino es tomado por la firma Pallas y acondicionado para funcionar con las familias de Pueblo San José. No fue un trámite fácil. Tardó casi tres años habilitarlo atento a los trámites burocráticos y políticos existentes. De hecho el Pueblo San José se moviliza y el 27 de enero de 1975 a las 21:30 hs. se produce una asamblea popular para establecer acciones conjuntas. Culminaría la lucha en 27 de diciembre de 1976. Luego cuando se produce el acontecimiento de inauguración el 23 de diciembre de 1976 el Intendente de facto, Lucio Gerardo Pedernera, pone como condición para autorizar el acto que no concurra Julio Zaballa. Ese día llega a mi casa Pallas y Cesar Schibelbein y dan la justificación de por qué no podían invitarme al almuerzo que se realizaría en la Sociedad Alemana. Luego de pedirme disculpas me piden que no concurra, pues lo más importante era que se pusiera en marcha el Molino, aun hoy funcionando y Dios me ha dado vida para contarlo, junto a los archivos que dan cuenta de los hechos.
La delegación de Unión Obrera Molinera de ese entonces se encontraba a cargo de Cesar Schibelbein, Guillermo Arcer, Pedro Schroh, Miguel Weingardt, Jacobo Steimbach y Gaspar Schroh, todos del Pueblo San José.
Atentamente. Julio Zaballa (DNI. 5.492.952) – 04/02/2017

 
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