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Encuentro misionero en Chile.

 

Organizado por la Congregación Hermanas Obreras Catequistas de Jesús Sacramentado.

Se trató del 3er encuentro internacional que reunió a grupos misioneros que ha formado la Congregación mencionada en países como Paraguay, Chile y Argentina, y que se llevó a cabo en la ciudad de Valparaíso, en Chile.
Desde Corone Suárez participaron 21 personas, integrantes del grupo Piedras Vivas, que concurrieron en la compañía de la Hermana Liliana Moyano, Directora del Hogar La Providencia y quien además es dirigente de la Congregación.
Consultada por La Nueva Radio Suárez la Hermana Liliana explicó que “regresamos el día 26, habiendo participado en Chile de un encuentro internacional misionero. Participaron la mayoría jóvenes, algunos adultos, por supuesto porque siempre es necesario para acompañar a los grupos que misionan y para ayudarnos en la organización. De aquí de Suárez fuimos un grupo de 21 personas, fue una experiencia muy linda, de todo el grupo en general”.
Participaron un total de 160 personas de este encuentro, “se dio una integración muy buena en lo humano y eso se pudo transmitir en las familias, en las visitas, en los encuentros que tenían los jóvenes compartiendo entre ellos. Fueron momentos muy intensos de oración, de animación, de recreación, con canciones católicas que se prestan para compartir la alegría de la fe. Nos divertimos mucho, rezamos mucho, caminamos un montón también”.
Es que para misionar había que bajar y subir cerros. “Ese fue un pre entrenamiento olímpico muy intenso”, dice en broma la Hermana Liliana. Es que el encuentro y la misión se desarrollaron en el cerro Cordillera, que no es precisamente el sector turístico de Valparaíso.
“Una cosa es el centro turístico y otra son las zonas más humildes de esa misma ciudad. Esto también les asombró a los chicos, cuando en el colectivo de llegada fuimos subiendo al cerro y se encontraron con que eso también era Valparaíso, y que allí íbamos para misionar”.
Los grupos misioneros se formaron con alrededor de 15 integrantes cada uno y con los grupos mezclados de distintas procedencias, para hacer más rica la experiencia.
“Se trató con esto que haya una mayor integración, en una ocasión de compartir las riquezas de cada lugar, el estilo misionero de cada grupo. Nos apoyábamos entre los que tenían más preparación y los que tenían menos. Los más grandes y los más chicos… Fue integrar todo y poder transmitir a Jesús con mucha fuerza”.
Indicó la Religiosa que “lo que se pudo palpar y que los mismos jóvenes decían al dar testimonio al regreso de la misión, es que en aquellos lugares en los que se recibió la visita de los misioneros era como que Jesús estaba queriendo que ahí fueran. Porque había casos de enfermedad seria, depresión o de gente que por distintos motivos su fe estaba muy débil. Personas que habían perdido seres queridos, o que se sentían muy solas. Fueron experiencias que los mismos misioneros decían que escuchaban lo que la gente les decía y no sabían qué responder, que se pusieron a rezar y encontraron las palabras”.
Los sacerdotes de la parroquia que fue anfitriona de este encuentro, sacerdotes redentoristas, “estaban muy agradecidos por la visita a la parroquia que habíamos hecho con este grupo. Consideraban que era un desafío grande trasladar a tantos jóvenes y lo agradecieron un montón, también fue muy bueno que estuviesen disponibles los sacerdotes para escucharnos y para escuchar a los jóvenes en todas sus inquietudes. Se pudieron confesar, hablar, pedir consejos. Todo el tiempo que querían podían compartir con ellos y eso es muy importante; crecer nosotros en la fe, para poderlo transmitir. Cada misa fue adaptada para los jóvenes con cantos apropiados, con aplausos. No estamos habituados a esto, no es habitual, pero en los encuentros juveniles hay que poner una nota distinta. La procesión al Santísimo, cuando Jesús Eucaristía recorría las calles del lugar, la gente salía y se sumaba también”.
Al regreso un paseo corto por la playa, “para que los chicos pudieran también tener esa experiencia de conocer el Océano Pacífico”.
En la evaluación final, cuando días después del regreso la Hermana Liliana busca la manera de armar un video con las más de 800 fotos que testimonian parte de lo vivido, indica que “regresamos con mucha alegría. Creo que cada uno empieza el año con las fuerzas renovadas, con ganas de seguir trabajando en Suárez o en los lugares donde cada uno esté”.
El de Valparaíso fue el 3er encuentro de misioneros de la Congregación, encuentros que se llevan a cabo cada año. El año próximo correspondería realizarlo en Coronel Suárez, pero como al grupo misionero de Paraguay le representa un nuevo esfuerzo económico viajar a tantos kilómetros, se resolvió dejar pasar un año más y el próximo encuentro llevarlo a cabo en Entre Ríos, donde también está la Congregación Obreras Catequistas de Jesús Sacramentado, y allí también desarrollan tarea misionera.

 
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