Las vacaciones traen consigo muchas cosas buenas: ausencia de horarios, de exigencias, de la labor rutinaria del resto del año. Pero también algunos desafíos que no siempre se logran resolver bien. El tiempo libre de los chicos mientras los padres trabajan y también cuando todos están libres de obligaciones, la incógnita del volver a encontrarse entre todos los miembros de la familia, sin ningún tipo de apuros.
Consultado el Psicólogo Marcos Weiman dijo que “cuando uno está de vacaciones la familia tiene que reorganizarse, tanto los papás como los hijos. Implica esta situación de estar en casa, haciendo qué y para qué. Se trata de habilitar un poco la creatividad, la oportunidad de ocuparse de estos hijos, que no tienen sus actividades puramente pautadas como en el transcurso del resto del año. Pensar entre todos qué podemos hacer, no solamente los chicos, sino también los papás”.
Destacó la importancia de chequear las alternativas que ofrece el club del barrio, con otras familias, para sostener entre todos a los hijos y a sus amigos, “ya sea en alguna pileta, balneario o lo que fuere. Es una oportunidad de encontrarse en otro lado. Si hay abuelos que también pueden apoyar en este trayecto de vacaciones para fomentar los vínculos de una manera más relajada. Es importante apoyar a los vínculos familiares que existen y empezar a trabajar en esto con la familia amplia, no solamente en mamá y papá. Apoyarse en los abuelos, si es que están, y fortalecer también estos vínculos que son muy importantes no sólo para los chicos, sino también para los abuelos”.
“Las vacaciones dan la posibilidad de encontrarse, con otros tiempos y no con la urgencia de lo inmediato. Y usar siempre la creatividad entre lo que se pueda hacer y tener”, concluyó.