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Lic. Silvia Menéndez.

Sobre violencia, agresividad y sus raíces.
“El sujeto común y corriente continuamente está asediado por estímulos que son amenazantes, obviamente eso genera bronca, enojo y reacción. Ahora, el desborde es otra cuestión”.

¿Qué análisis se puede hacer desde la psicología para el grado de violencia que existe, que se manifiesta en casos de violencia de género, aberrantes y terribles?
La Lic. Silvia Menéndez dijo que “en primera instancia creo que han pasado siempre. Que solamente estamos ahora habilitados legalmente y que la gente se anima más a denunciar y a contar lo que le pasa. También es real que hay nuevas variables que antes no existían, como por ejemplo el consumo de drogas, que eso también permite la habilitación del desenfreno de una persona, de la misma manera que el alcohol. Hay una mayor habilitación para que todo ese reservorio inconsciente de una persona se libere en una circunstancia, y es real que hay mayor consumo de drogas, que hoy están a la mano de cualquiera, y hace 30 años atrás esa variable no existía. Entonces hoy tenemos como más elementos, aparte de los sociales y emocionales, que nos están circundando cada vez. Obviamente las expresiones violentas, entonces, son cada vez más”.
Se preguntó la Psicóloga consultada que “si cada vez hay más manifestaciones violentas, ¿no es que cada uno de nosotros también estamos cada vez más violentos?”.
Siguió en esta línea de análisis al expresar que “la violencia tiene muchas raíces: baja tolerancia a la frustración, insatisfacciones personales, tristeza, respuestas a situaciones de amenaza. Todo eso puede generar una reacción de violencia y de ira. Cualquiera de nosotros puede estar sometido a ese tipo de situaciones y cualquiera de nosotros puede tener un mal manejo de sus gestiones emocionales, y cualquiera de nosotros podemos tener un episodio de ‘Relato Salvaje’, como en la película. Ninguno de nosotros tenemos comprada la salud mental y frente a una circunstancia determinada no sabemos qué podemos hacer. Podemos inferir, en circunstancias normales y desconocidas, pero en circunstancias desconocidas no sabemos cómo podemos reaccionar”.
Agregó que “si uno empieza a tomar cada una de las cosas que nos pasan a todos siempre hay un ‘bombita’ que reacciona. Por supuesto que hay un temperamento de base, pero todos somos humanos y el enojo y la ira son emociones naturales y necesarias. El enojo hace que uno pueda decir basta a una situación y esa energía psíquica genera un nuevo proyecto: ¡me cansé de esto! Y empezar un nuevo proyecto, en lo que sea, el trabajo, la pareja, en lo que fuera. Es un recurso emocional necesario, como es la agresividad. El ser humano sin agresividad no viviría. Si no fuera agresivo no podría masticar, también para defenderse. Ahora el límite, esa es la cuestión: dónde establecer el límite y en qué espacios puedo ser agresivo. Había un autor que decía que en todas las casas del mundo tendría que existir, así como existe un baño, una habitación llenas de almohadones, revestida acústicamente, para que uno pueda descargar sus broncas, sus frustraciones y gritar e insultar y salir livianito de ahí dentro”.
Variables emocionales y estímulos externos son los que estamos recibiendo todo el tiempo, explicó la Licenciada Silvia Menéndez, “el sujeto común y corriente continuamente está asediado por estímulos que son amenazantes, obviamente eso genera bronca, enojo y reacción. Ahora, el desborde es otra cuestión”.
Planteó la Psicóloga consultada que “soy una férrea insistidora en que los servicios de violencia tienen que estar abiertos para las víctimas y los victimarios, porque sino no resolvemos el problema”. Y en este sentido habló de dos tipos de victimarios: “los que no tiene arreglo, que son los psicópatas, y los que sí tienen arreglo, aquellas personas que se dan cuenta que se desmadran, que tienen una mala gestión de las emociones y que pueden reeducarse. Y esas personas también existen. No es verdad que todos los golpeadores no tienen arreglo. No es verdad. Por eso los servicios de violencia doméstica tienen que estar abiertos para víctimas y para victimarios”.
Por supuesto que insistió en que “la agresividad es una emoción necesaria, pero la violencia es otra cosa”.
Insistió en que “la mayor cantidad de demandas en un servicio de violencia va a ser de las víctimas, eso es real, es innegable. Pero también hay gente que dice ‘no lo puedo manejar’. Hay victimarios que son irrecuperables, lamentablemente, y ahí entramos en el terreno de las psicopatías. Pero hay gente que no. Es quien no goza con el daño, no tiene la intención de dañar y para quienes deben abrirse espacios para la atención terapéutica. Lleva mucho tiempo, pero se puede recuperar”.

 
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