Luego de haber pasado un año de gobierno de Cambiemos y atento a los resultados obtenidos por sus políticas, no es difícil encontrarse a quienes, habiéndolo votado consciente o inconscientemente, niegan la realidad, tanto porque el multimedio hace bien su trabajo o su visión solidaria para con los que si lo sufren es algo opaca.
Con ánimo de respetar esa decisión y postura ante quienes están afectados, me permito separar a aquellos adherentes a las políticas de Cambiemos que tienen intereses y métodos comunes al gobierno actual, y lo que es evidente para muchos de ellos, un arraigado y genético anti Peronismo, incurable para mi humilde entender.
Pero no soy generoso con quienes, habiendo votado al gobierno Justicialista y gozado de muchos de los beneficios generados, pasaron de un salto olímpico a votar lo antagónico de aquellas políticas. Hoy se encuentran que no solo han restado valor al salario, jubilaciones, sino que se está arrasando con políticas sociales antes establecidas. La imprevisibilidad de la vigencia de las leyes laborales y por ende la organización de auto-ayuda que es el sindicato es más que evidente. Las prestaciones jubilatorias, los planes de vivienda, etc., son una muestra clara de lo que se viene, que por otro lado fueron insistentemente anunciadas por quienes escribíamos antes de las elecciones pasadas.
Hay una ecuación clara y demostrable. De diez personas que sufren una situación grave o dolorosa y de ellos solo dos expresan a viva voz su rechazo o reclamo ante los autores del mal, da como resultado que ocho callan por debilidad u holgazanería, dejan en soledad a los dos que reclamaron. Quien comete la injusticia o el daño saca una cuenta clara: si de diez solo dos están en contra ocho están a su favor y por lo tanto arremete contra los dos que se animaron a rechazarlo. O sea, nuestro silencio es igual a consentimiento que va a favor de la injusticia.
Esto pasa con quienes votaron este cambio que hoy los perjudica. La ecuación va a favor del hacedor de las políticas actuales. No hace falta ser un genio para ver esto en nuestro Coronel Suárez.
Pero lo que no se le encuentra justificación o excusa es a aquel que se dice Peronista. Justicialista que calló antes y ahora. El antiperonista tiene sus razones para serlo y es común que lo expresen, pero a estos otros nada los justifica.
Su silencio cómplice y de connivencia con lo que hoy sufren trabajadores, jubilados, pequeños comerciantes o clase media que ya no lo es tal es notoria e indisimulable.
Recuperar los niveles de poder adquisitivo de cada sector será muy difícil. Detener el poder de saqueo que tienen pequeños grupos insaciables en su avaricia será difícil de hacerlo pues ahora aprendieron y no habrá justicia ni legislación que les quite los privilegios obtenidos en este año pasado. La deuda externa que creció exponencialmente será pagada con sangre, sudor y lágrimas por nosotros, nuestros hijos, nietos y tataranietos.
El bombardeo mediático que se está llevando a cabo y que se acrecentará aun más será tan poderoso que no será con tibios o perezosos con que se contrarrestará. Ese poder destructivo agudizará su ambición.
Seguramente habrá quienes se tomarán de las polleras de Cristina para obtener algún cargo. Será necesario estar alertas para detectarlos pues no solo contarán con apoyos propios sino que sumarán el de los que arreglarán su giro de 180 grados cuando tengan el cargo, Ejemplos hay en demasía.
Depende de nosotros que pierda vigencia aquella expresión de Arturo Jauretche: "Les he dicho todo esto porque a la gente azonzada no la curan con consejos: cuando muere el zonzo viejo queda la zonza preñada".
Julio Zaballa - DNI 5.492.952