La Nueva Radio Suarez - Diario DigitalClimaNoticiasDeportesFarmacia de TurnoFacebookFotosEn VivoNoticias AnterioresLibro de VisitasContactos
Imprimir - Atrás
Personajes de la ciudad.
"El zambita" Ismael Campusano está cumpliendo 100 años... y hay que celebrarlo!
Nació un 28 de marzo de 1914.
Por Jorge Alberto Dukuen.
Segunda parte.

“El zambita” Ismael Campusano está cumpliendo 100 años…
Historia que integra el libro “personajes populares de Coronel Suárez”, Autor Jorge A. Dukuen.
Un criollo de película…
Más adelante, mediando la charla en el quincho del Hogar de Ancianos “Domingo Goñi”, recuerda Ismael Campusano que “...trabajé de extra en dos películas.
En la película `La Frontera Olvidada´ (año 1969)” , apunta Don Ismael. La película fue escrita, producida y dirigida por nuestro recordado convecino Juan Carlos Neyra, “Calolo”, y en la misma actuaron en los papeles principales los actores, Lautaro Murua, Ubaldo Martínez, Ricardo Passano, Oscar “Lito” Cruz y Arturo Puig, entre otros. Asimismo recordamos el pequeño papel desarrollado por el ex convecino Don Agustín Andrés, “alma mater” de la recordada Asociación Artística Bambalinas, en su personaje de médico.
Para ilustrar al lector señalamos que el argumento de la película de 72 minutos se ambienta en las fronteras de la llamada “conquista del desierto” argentino. Un joven oficial viene a transformar el monótono acostumbramiento en que han caído las tropas de esa minúscula frontera. No puede hacerlo porque los viejos y sabios soldados del lugar conocen mejor que él el lugar y porque un buen amigo no es tan bueno como parece. El oficial, transformado en gaucho, termina inclinándose por una chica joven y se aferra a las cosas de la tierra.
Ya en la famosa y recordada película “Martín Fierro” Ismael Campusano trabajó como extra junto a sus compañeros y amigos Zacarías Silvera y “Tito” Gardiner. Gardiner hizo el papel de doble de Alfredo Alcón. “Y yo hacía el personaje de doble del viejo ´Vizcacha´ donde tenía que enlazarle el potro para `El doble de Alcón – Gardiner”, señala nuestro homenajeado. “Nos pagaban $ 70 pesos por día y además les llevaba los caballos, que me pagaban aparte... Había una yegua mansita para Alfredo Alcón, a la cual la `pintaban un poco´ para que quedara más linda”, dice riendo don Campusano.
En la laureada película los actores principales fueron Alfredo Alcón, Lautaro Murua, Graciela Borges, María Aurelia Bissutti, Walter Vidarte y Leonardo Fabio, entre otros.
El rodaje de la película se realizó en la zona de “La Vitícola” aporta con datos Miguel Angel Fernández quien también tuvo pequeñas interpretaciones en la misma, cuando hubo cambio de extras. Miguel Ángel, recordando al querido convecino “Calolo” Neyra -un hombre que le dejó experiencias de vida enriquecedoras- afirma que “Neyra fue el asesor costumbrista del director Leopoldo Torre Nilson en las películas “Martín Fierro” 2 y “El Santo de la Espada”.
Amistades de la vida...
Ismael Campusano también cultivó la amistad con el padre de Miguel Ángel Fernández, José María “Chubucero” Fernández. Con él siempre se encontraban en las domas y las pialadas.
Justamente Miguel Ángel, comenta que en los asados en el campo se hablaba mucho de los “Campusano”, “los Clark”, y otros famosos gauchos lo que le quedó grabado en su memoria. Por eso señala que en su juventud aumentaba la ansiedad por conocer a Don Ismael.
Un día después de una carrera de caballos el padre del Miguel Ángel, don José María Fernández, le presenta al “famoso” Ismael Campusano. Pasarían unos años hasta verlo de nuevo, oportunidad que se da cuando Miguel Ángel estaba cumpliendo con el Servicio Militar. Mientras se trasladaba con un amigo en ómnibus de Punta Alta a Bahía Blanca con destino a Coronel Suárez, éste se detiene en el camino y sube un criollo que resultó ser Campusano que estaba trabajando en un puesto de un campo cercano.
Durante el viaje la charla giró en torno a los caballos. “Entonces me preguntó Campusano -¿Y en qué se van a Coronel Suárez? – Nos vamos a dedo..., le contesté. Cuando llegamos a Bahía Blanca Campusano nos pide que bajemos del colectivo y nos dijo sacando la billetera y exclamando: ´Cómo el hijo de un amigo mío va a viajar a dedo...´ y nos dio un billete de unos 100 pesos de hoy.
Después de unos días con mi amigo fuimos a devolverle la plata a Don Ismael, buscamos el puesto de campo donde trabajaba y desde aquél día no nos separamos más con él. Cuando yo tenía franco del Servicio Militar me lo pasaba en la casa de Don Ismael. Más adelante, termino de cumplir el Servicio Militar y a su vez él también vuelve a trabajar al campo de Amadeo y Videla, en un puesto de `Santa Ana´. A Liliana, que era mi novia en ese entonces, le presenté al matrimonio de Josefina e Ismael Campusano. Ahí nació un cariño mutuo entre ambas parejas. Tal es así que cuando nos casamos íbamos todos los fines de semana a la casa de ellos, que eran dos libros abiertos y nos sentíamos muy a gusto.” Miguel Ángel Fernández agrega que “Cuando nace nuestro primer hijo Segundo Miguel, lo elegimos como padrino a Don Ismael Campusano. Mi hijo, Segundo, me dijo un día `Mira papá yo te agradezco todo lo que me diste en mi vida, pero el padrino que me diste es lo mejor...´; “Lo amaba...”, recuerda Miguel. Segundo Miguel Fernández, lamentablemente, falleció hace unos años atrás.
Miguel Ángel continúa con su relato: “Pasado los años, cuando Don Ismael Campusano `dejó de ser útil´ en su trabajo se tuvo que ir a Grunbein, a una casita. Se enfermó y su mujer murió. Yo le mandaba carne, leña y otras cosas con el camionero Agüero y un día, éste me avisa que Don Ismael estaba muy apenado. Lo voy a ver y lo invito a venir para desfilar con un caballo para los festejos del ´6 de Agosto´. Unos días antes de la fiesta viene y lo alojamos con Alfredo Anoll, en el Hotel ´Torino´ y, tras unas noches de guitarra y recuerdos, el negro Oscar Nazareno Astuti lo conoce y de ahí que se inspira y escribe ´Décimas del Patriarca´ (ver más adelante) para mí la obra cumbre de Oscar”, señala Miguel Ángel Fernández con emoción en sus ojos.
Y hablando con mucho cariño de su querido amigo, Miguel Ángel explica: “Luego de unos días Campusano regresa a Bahía Blanca para hacer unos trámites. Después de un tiempito me llaman diciéndome que Don Ismael estaba internado en el Hospital Penna. Voy y lo encuentro muy enfermo. Lo convencemos para que se venga y primero lo llevamos al Hotel para que esté bien atendido. Con Alfredo Anoll realizamos los trámites para que pudiera ingresar al Hogar de Ancianos `Domingo Goñi´, previo a ser atendido por los médicos, y realizarle estudios sobre su salud. Hoy está muy bien en el Hogar”, señala Miguel Ángel Fernández sobre el querido y homenajeado personaje de esta historia, Don Ismael Campusano con quien lo une más de 30 años de amistad.
Décimas del patriarca
I
Aquí en mi tierra surera
hay un hombre singular
paisano que dio que hablar
en toda la zona entera
los años a la ´sidera
lleva lúcido y activo
es un monumento vivo
a una estirpe superior
que ha vivido su esplendor
en los días que se han ido…
II
Conocerlo eran mis ansias
más la ocasión no cuadraba
no echaba suerte mi taba
en aquella circunstancias
yo quería andar las distancias
del presente a los recuerdos
cuando el camino era lerdo
y el horizonte limpito
cuando el gaucho sin un grito
daba paso a lo moderno…
III
En nocturnas sobremesas
de larga conversación
donde siempre el corazón
puede más que la cabeza
florecía la promesa
del Alfredo o del Miguel
que me pondrían ante aquel
patriarca del gaucherío
concretando el sueño mío
de poder hablar con él…
IV
Entre tanta ida y venida
el tiempo que es zorro viejo
con ese tranco parejo
que usa al arriar por la vida
me hacía sentir por perdida
la esperanza del encuentro
sin embargo desde adentro
me decía el corazón
que tal vez a la ocasión
le había llegado el momento…
V
Y cayó a mi puerta un día
de la mano de un amigo
fue el mes de agosto testigo
de semejante alegría
si el destino se porfía
se encuentran hasta los cerros
y entre el torear de los perros
apronté las emociones
igual que los mancarrones
cuando escuchan un cencerro…
VI
Tal cual me lo habían pintao
mis amigos que son los suyos
su presencia es un orgullo
pa´ quien venera el pasao
prolijamente empilchao
sus vivencias en un puño
espejo de su terruño
desde la idea a la estampa
un hidalgo de esta pampa
con gestos de antiguo cuño…
VII
Yo paraba las orejas
y el hombre habría el corazón
nos fue dejando un montón
de gratas historias viejas
se acordaba con certeza
que mi abuelo fue pastero
y que él amansó un overo
pa´mi tía la menor
se me hizo que ahí
el amor amagó algún entrevero…
VIII
Es un lujo su memoria
con páginas de leyenda
curiosié prenda por prenda
el apero de su historia
se remontaba a la gloria
de emponcharse con estrellas
sabiendo que todas ellas
alumbraban la esperanza
y titilaban mudanzas
pa´ hacer más clara la huella…
IX
Yo como en misa lo escuchaba
mirando su pelo blanco
cuánto valdrá para un banco
la paz en su mirada
su inteligencia callada
que experto podrá medirla
si pudieran repartirla
entre alguna muchachada
que ve la cuesta empinada
antes de entrar a subirla…
X
Y así se armaba
la historia y la quería compartir
pero me cuesta escribir
y me traiciona la memoria
como amarrado a una noria
me caminaba la idea
ta´ que sensación más fea
tener algo que contar
y no lo podía hilvanar
aunque usted hoy no me lo crea…
XI
Logré que el genio trabaje
y no me han quedado tan mal
voy redondeando un final
aclarando al paisanaje
que esto no es un homenaje
no tiene tanto valor
tiene tan solo el calor
de un criollo apretón de mano
para Ismael Campusano
de este humilde servidor…
• Letra: Oscar Nazareno Astuti
Ismael Campusano verseador...
Y Don Ismael Campusano también nos regaló unos lindos versos camperos:
“Quisiera ser adivino
para adivinar los males,
en el mundo no hay señales
que no tengan su destino,
muy engañados vivimos
en este mundo engañoso,
muchos se cuentan dichosos
porque viven con riquezas,
se admiran de la pobreza
con un asombro espantoso.
Debería venir un castigo
contra el mundo y la riqueza,
todo volverse pobreza
para que no haya distinguidos,
todo aquel que haya vivido
entre la plata y el oro,
haya mirado de mal modo
a los pobres desgraciados,
se verán en el peor estado
y aborrecidos por todos.
Entonces sí llorarían
los tiranos las riquezas,
y al verse entre la pobreza
la muerte se desearían,
el mundo se ha de quemar
y se ha de volver cenizas,
por las grandes injusticias
que es lo que siempre ha reinado,
bajarán nubes ardiendo
que sequen mares profundos,
y para que padezca el mundo
y nos mueramos de sed,
¡Yo no se si alcanzaré
a ver este mundo ardiendo!!!”, señaló riendo don Campusano...
Y agrega la yapa:
“A orillas del Paraná
bajo un frondoso espinillo,
hay un ranchito sencillo
que siempre en silencio está,
pues dice la gente buena
que nadie a ocuparlo va,
que una visión anda en pena
y viene a esa choza sombría,
donde en un tiempo vivía
Juan de los Santos Arena”.
Otro:
“Yo me hice desde las Sierras
y las quebradas del monte
el gaucho gráfico apronte
de la doma y de la yerra
soy el señor de esta tierra
que hoy fatalmente se irá,
otra raza ya vendrá
que dispierta en la extensión
en auto..., no del redomón,
ganando el terreno irá...”.
En honor al criollo Don Ismael Campusano lo saludamos y homenajeamos con cariño a través de unas líneas de la poesía que dedicó en el año 1974 Don Julio Pascasio Sotoca (otro poeta suarense) a la Estancia “Santa Ana”. A través de sus versos, Sotoca va mencionando a cada uno de los trabajadores de esa linda época, y en la estrofa IV menciona a “los Campusanos”, así:
“Estaban los Campusanos
que sobre el potro salvaje
demostraban su coraje
como buenos campechanos
potros mañeros y baquianos
pa´ bajar a un domador
y jinete con honor
el ´zambita´Campusano
jineteando a un potro ruano
lo corta de lo mejor...”.
El “zambita” Campusano es Don Ismael. Julio Pascasio Sotoca dedicó también sus versos al gaucho Aguilera, Lorenzo Clark, Lázaro Torres, “el vasco” Cejas, Otegui, al cocinero Simon, y a quien siempre estuvo junto a la peonada, el recordado don Jorge Videla...

 
- - La Nueva Radio Suárez - - 101.3 Mhz. - - LRM 818 - 02926-430005 - -