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13 de febrero se conmemora el 168º Aniversario del fallecimiento del Coronel Isidoro Suárez.
Recuerdos de las visitas de Jorge Luis Borges al monumento de su bisabuelo.

Al conmemorarse el 168º Aniversario del paso a la inmortalidad del Coronel Isidoro Suárez, hecho ocurrido en Montevideo el 13 de febrero de 1846, desde el Centro de Investigaciones Históricas del Instituto Cultural del Gobierno Municipal de Coronel Suárez, queremos honrar su memoria.
Este recordado Coronel del Ejército Argentino, luchó en las guerras de independencia hispanoamericana, dirigiendo la caballería peruana y colombiana en la épica batalla de Junín.
A muy temprana edad se enroló en el Regimiento de Granaderos a Caballo, creado por el entonces Coronel José de San Martín y cruzó los Andes con el Ejército de los Andes. Participó en las batallas de Chacabuco, Cancha Rayada y Maipú. También participó en las últimas campañas del sur de Chile.
Hizo la campaña del Perú y luchó en Nazca, Cerro de Pasco y el sitio de El Callao. A órdenes de William Miller en la campaña de Arequipa y luchó en la batalla de Mirave, victoria que le valió el ascenso a teniente coronel.
La Batalla de Junín
El 6 de agosto de 1824, en las Pampas de Junín se enfrentaron los ejércitos independentista y realista. Los patriotas estaban en peor terreno y la caballería realista estaba en mejores condiciones. En la tarde, a las cuatro, se produjo un choque terrible. En el primer choque de ambas caballerías “con sables y espadas”, la del general Miller fue avasallada. Esa impresión obligó a Simón Bolívar a abandonar el campo y reunirse con su infantería que se encontraba a retaguardia. Una vez reunidos sus hombres, apuró el paso y esperó nuevamente a la caballería realista al mando de José Canterac.
Parte de la caballería de Miller, los Húsares del Perú, al mando del Coronel Isidoro Suárez, quedó emboscada en un recodo del camino, en uno de los flancos de las fuerzas principales de Miller. Allí se mantuvo Suárez, en espera. No salió inmediatamente a auxiliar al resto de la caballería de Miller, al observar que la caballería realista de Canterac, venía a todo galope en persecución. Isidoro Suárez la dejó pasar y con el grito de “A degüello” ordenó el ataque; de improviso la caballería realista se vio atacada por su flanco descuidado y se desconcertó. Al darse cuenta de este hecho los de la caballería del ejército unido libertador que se encontraba en fuga, empezaron a reagruparse y volver al ataque. Los realistas no pudieron aguantar tan inesperada reacción y empezaron el desbande, perseguidos por los Húsares del Perú, Granaderos de Colombia, Regimiento de Granaderos a Caballo y Húsares de Colombia.
Por sus meritos fue ascendido a Coronel y el nombre de su escuadrón fue cambiado por Bolivar a Húsares de Junín, actualmente la Escolta Presidencial del Perú, a cuya cabeza volvió a combatir en la batalla de Ayacucho.
A sus 47 años, falleció el 13 de febrero de 1846 en Montevideo. Curiosamente, sus cenizas fueron mezcladas con la de su amigo, el coronel José Valentín de Olavarría.
Estuvo casado con Jacinta Haedo.
Fue bisabuelo de Jorge Luis Borges, quien lo recordó en varios de sus poemas:
“Se llamaba Isidoro Suárez… Yo tenía unos 18 años cuando falleció mi abuela, que nos contaba las historias de él. Era hijo de Nicolás Suárez y Pérez y de Leonor Merlo y Rubio, nació en la esquina de San Martín y Cangallo, a tres cuadras de la Plaza de Mayo. A los catorce años se enroló como cadete en el Regimiento de Granaderos a Caballo y al año lo nombraron portaestandarte del tercer escuadrón, luego lo hicieron alférez y hacía parte del Ejército de los Andes de San Martín cuando la batalla de Maipú y en la batalla de Junín comandó los Húsares de Perú, un regimiento de caballería peruana y colombiana donde había pocos argentinos, ya San Martín se había ido, estaba a las órdenes de Bolívar y él comandó una carga de caballería que decidió la batalla. La batalla de Junín sería militarmente una escaramuza, sólo duró tres cuartos de hora y no se disparó un solo tiro, fue una batalla entre la caballería patriota y la caballería española y toda la batalla fue entre sable y lanza, y allí mi bisabuelo atravesó con su lanza a un español que había tomado prisionero al Coronel José Valentín de Olavarria, que era un amigo suyo, entonces él vio eso, fue al galope, y lo atravesó al godo, como se decía entonces, y le dio la libertad a su amigo, que era uno de los hombres más valientes del ejército de la independencia, pero, como Carlos XII, había una cosa a la que él le tenía mucho miedo, la oscuridad, no podía dormir en lo oscuro; Carlos XII de Suecia, para mí uno de los hombres más valientes que registra la historia, tenía miedo a la oscuridad también, Olavarría igualmente… Yo he dedicado demasiados poemas a mi bisabuelo, deben ser en verdad borradores… Sucre en las cartas que escribió a Bolívar hizo repetidos elogios de él… Era primo segundo de Rosas pero prefirió el destierro y la pobreza en Montevideo a vivir bajo su dictadura, le confiscaron los bienes y a uno de sus hermanos lo ejecutaron…”
La Guerra del Brasil
Regresó a Buenos Aires en 1827, y por orden del presidente Bernardino Rivadavia fue puesto al mando de un regimiento de lanceros, con el que puso sitio a Colonia, aún en manos brasileñas. Participó también a la campaña de Río Grande, luchando en el combate de Padre Filiberto.
A su regreso a Buenos Aires, prestó servicios en la frontera contra los indígenas.
La revolución de Lavalle
Apoyó la revolución del 1 de diciembre de 1828, dirigida por Juan Lavalle contra el gobernador Manuel Dorrego. Combatió en la batalla de Navarro y participó en la campaña contra las montoneras federales del norte de la provincia de Buenos Aires.
En febrero de 1829 derrotó al mayor Manuel Mesa y al caudillo Molina en Las Palmitas; en su honor, el gobernador delegado Guillermo Brown llamó al cercano Fuerte Federación con el nombre de Junín, hoy una ciudad importante.
Después de la caída de Lavalle se exilió en Montevideo. Tuvo una estancia en Mercedes.
Apoyó las revoluciones de Fructuoso Rivera contra el presidente Manuel Oribe, pero no llegó a combatir en ninguna batalla.
Después de la batalla de Arroyo Grande, a principios de 1843, comandó una división de dispersos reunidos en Mercedes para intentar impedir el avance de Oribe sobre Montevideo. Fue obligado a refugiarse en la ciudad, donde participó en la defensa contra el sitio que le impuso Oribe.
A modo de recordación incluidos fotografías históricas de las visitas de Borges a la ciudad de Coronel Suárez visitando el monumento de su bisabuelo el Coronel Suárez.

 
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