Un momento muy emotivo se vivió en la mañana del martes en la Escuela Nº 32 cuando fueron recibidos los egresados de hace 50 años atrás, quienes asistieron al acto en la compañía de quien fuera su docente de 6to grado, “Tite” Larumbe.
Nora Hornos, Zulma Araujo, Antonio Landoni y Ana Colaizzo fueron los 4 alumnos que pudieron estar en este acto celebrando las Bodas de Oro de su egreso de la primaria.
En el marco del acto, al momento de hacer uso de la palabra, Ana Colaizzo, que habló en nombre de sus compañeros, recordó el momento “en que hace 56 años llegábamos al edificio de la escuela –que entonces estaba en la Avenida 12 de octubre- bien agarrados de la mano de nuestras madres, con el miedo de comenzar una etapa que nos era desconocida”.
Previamente, en sendas notas, los ex alumnos de la Escuela Nº 32 habían recordado algunas anécdotas.
“Hemos hecho muchas travesuras” dijo Landoni, y más adelante explicó “tirábamos piedras a los vecinos, nos pasábamos para otros patios cuando las maestras no nos veían”.
Por su parte, Ana Colaizzo recordó “lo bien que nos trataban los docentes, el amor con el que nos enseñaban y cómo se preocupaban por cada cosa que nos pasaba”.
Agregó una anécdota en torno a la docente de 6to año que los acompañaba en el acto: “nos hacía competir en la resolución de problemas: el que primero terminaba y le acercaba el resultado al escritorio, si lo habíamos hecho bien, nos ponía un diez”.
A su turno, Nora Hornos y Zulma Araujo recordaron la vieja escuela y dijeron que “fueron años muy hermosos, no se puede comparar con lo que es ahora. Había mucho sacrificio de nuestros padres para que pudiéramos ir a la escuela”. Y sobre la docente que los acompañaba dijeron que “fue una amiga para nosotros y lo sigue siendo”.
“Es emocionante que se hayan acordado de este aniversario”, dijo la docente “Tite” Larumbe, quien tiene intacta la mirada dulce que la distinguió en el salón al momento de conducir en los aprendizajes a cada alumno.
Contó que siendo docente de la Escuela Nº 32 “pasé 25 años, por lo que me emociona este regreso”. Sobre los alumnos dijo que “todos eran muy buenos” y contó que nunca aceptó un cargo directivo “porque me gustaba mucho estar en el salón, enseñando”. Es más, agregó que “siempre digo que si tuviera que volver a vivir sería docente. Recibí muchísimas satisfacciones y ningún disgusto, eso es lo importante”.
Fue una emoción muy grande para todos ver a estos cuatro adultos acompañados de quien hace 50 años atrás les entregó el diploma que marcó el fin de su paso por la escuela primaria.