Tras la desconcentración popular del desfile y la gran expectativa que se había generado frente a la Municipalidad de Coronel Suárez al apreciar el dispositivo de sonido y el gran escenario que se había levantado, todo indicaba que Kapanga venia con todo a la ciudad y en ese sentido sus fanáticos suarense y de la región de influencia que se sintieron atraídos por el espectáculo no defraudaron sus grandes ansiedades frente a la parada que estaba prevista en el Día de Coronel Suárez.
Kapanga llegó y copó, comenzó rápidamente a hacer sonar sus clásicos, repartir saludos, marcar una onda que le es propia y afirmar en cada uno de sus toques diferentes el espíritu de una banda que tiene historia y un sello de identidad que define su fuerte personalidad.
Brindaron temas de los más clásicos con toda la energía para un atardecer que empezaba a mostrar los primeros signos de frío, pero que en realidad provocaba todo lo contrario.
Llegaron los sonidos de su octavo disco “Lima”, que tiene en si mismo la magia kapanguera que es verdaderamente indiscutible para una banda de rock argentino que mezcla diversos géneros como el cuarteto, el rock y el reggae, entre otros.
Kapanga estuvo con todo, uno y otro, parecía que la gente no quería que se fueran, por momentos casi la desesperación de los fans mientras a lo largo de toda la Avenida Alsina las familias se fueron concentrando y parecía que la ciudad estaba invadida por un sonido kapanguero que provocó la sensación y por momentos el delirio.
Fue un 6 de agosto distinto, con uno de los grupos de mayor trascendencia del momento, con alta tecnología para manejar los sonidos y los efectos especiales.
“El mono relojero”, “Ramón”, “Agujita de oro”, “Crece” y otros clásicos fueron coreados reiteradamente por la multitud y a modo de telón de fondo estoico el Palacio Municipal fue fiel testigo de un Día de Coronel Suárez que quedará para la historia.
De un rápido relevamiento desde diversos ámbitos del escenario se estableció que en el momento pico de la actuación, por lo menos la movida representaba unas 7 mil personas, en su gran mayoría jóvenes que sostenían todo el ritmo de la actuación.
Mientras comercios, ferias artesanales, confiterías y Púb, permanecían repletos al igual que toda la plaza San Martín.
Desde el escenario y así lo demuestran las imágenes, el panorama era absolutamente inédito, mientras el Intendente desde su despacho seguía de cerca todas las alternativas del recital, daba indicaciones para que las bandas locales utilicen el escenario durante el próximo fin de semana, sin alterar el proceso electoral.