Desde el año 64 está la habilitación de Panadería Balzi, de lo que se desprende que fue en ese momento en que Marcelo, el padre de Lidia Balzi, le compró el lugar a Petronilo González.
Hoy está Lidia al frente de la panadería, hace ya alrededor de 10 años que la madre dejó de colaborar como lo hizo durante mucho tiempo al lado de su marido.
“Hay que levantarse muy temprano para hacer el pan”, relata Lidia; y agrega: “yo ya no vengo tan temprano, pero los chicos aquí empiezan a trabajar a eso de las 3 de la mañana”.
Lógico que antes era mucho más difícil y trabajoso, porque todo se hacía a mano.
Panadería Balzi, y especialmente sus bizcochos dulces, son muy apreciados no solamente en el barrio, sino en toda la ciudad. Por día se venden entre 40 y 50 kilos de esas masas, según informa la propietaria.
El interior de la panadería guarda los estantes originales del comercio y toda su estructura da cuenta de uno de los lugares más tradicionales de la ciudad, donde se respira historia y aroma a pan, calentito y crujiente.