Tiene 79 años, hace 9 que está jubilado de su trabajo en la Estación Meteorológica de Coronel Suárez, “jubilado de prepo”, como él dice, porque no quería dejar de trabajar.
Pero de todas maneras no dejó de tomar los datos del tiempo y de llevar las estadísticas básicas que eran su pasión.
Es que en su casa tiene instalada una estación meteorológica automática, con equipos que le ha provisto uno de sus nietos, y mucho más cómodo que antes, casi sin tener que salir afuera, como lo hacía en el principio de su trabajo. Puede tener los datos de temperatura, humedad, presión, viento y lluvia desde el interior de su casa. Aggiornado a los nuevos tiempos, sube al Facebook los datos del tiempo cada mañana para todos sus contactos.
En muchas mañanas de esas discute con Miguel Desch porque entre los datos de temperatura que tiene uno y otro puede haber algunas décimas de diferencia.
Le encanta andar en bicicleta, sale a recorrer las calles de la ciudad cada mañana, tal como tuvo el gusto de hacerlo por las calles de Ámsterdam, Holanda, hace unos años atrás, cuando fue a visitar a su nieto. Cuando aún hoy cuenta los detalles de ese viaje se emociona recordando todas las vivencias que tuvo visitando el “Viejo mundo” de la mano de Maxi.
Tiene 3 nietos y a cada uno de los tres los ha conducido a estudiar mucho, a capacitarse siempre, a trabajar cuánto puedan y a procurarse su propio crecimiento.
Fanático del tiempo, puede recordar hasta la temperatura que hacía en cada uno de los días en que se reafirmó como abuelo, cuando nacía un nuevo nieto. O la última novedad, que es un bisnieto de 18 meses que es el que le arranca ahora las más amplias sonrisas.
Polémico, irreverente, al que le gustan los blancos y los negros, no los grises. Es el temor de los políticos, porque no tiene problema en decir a viva voz lo que piensa.
Natalio “Piquio” Scialabba, una persona a la que se quiere o no. Sin medias tintas. Casi un personaje de la ciudad.