Es Misionero de la Misericordia, una comunidad nueva que surge para ocuparse de los jóvenes con problemas de adicción en las calles o en centros de rehabilitación.
Estuvo el viernes último en la ciudad de Coronel Suárez, convocado por el grupo Siendo Padres, llevando a cabo una serie de charlas ante diferentes grupos de jóvenes y también a los adultos, quienes fueron convocados en su calidad de padres o responsables de menores.
Consultado por La Nueva Radio Suárez explicó que las Fazendas de la Esperanza (fazenda en portugués significa hacienda, chacra) “es una comunidad terapéutica que nació hace 30 años en Brasil a través de un sacerdote franciscano y un catequista, quienes comenzaron a trabajar con chicos de la calle. Hoy en día las fazendas están extendidas en muchos lugares y países: Rusia, Alemania, Portugal, Italia, México, Guatemala, Argentina, entre otros”.
La más cercana de estas “Fazendas” para los suarenses está en Carhué, a 20 kms. de la ciudad cabecera, habiendo comenzado a funcionar en el mes de enero de este año.
Explicó que “es muy importante que la persona quiera hacer el proceso de dejar las adicciones y una vez que pide ayuda uno le ofrece, a través del pilar de la espiritualidad, del trabajo y la convivencia, poder hacer un cambio profundo en su vida, que lo lleva a optar por un ambiente y relaciones sanas en su vida que lo van a alejar del mundo del consumo”.
Se trata de un largo trabajo, “la decisión es de todos los días, la persona que se recupera todos los días tiene que hacer el esfuerzo para convivir en una sociedad marcada por el consumo, que muchas veces es deliberado. El cambio lo produce quien hace el proceso, por lo que le decimos que cuando salgan del Centro el resto que consumía va a seguir en ese mundo, por eso le inculcamos que una vez que se recuperaron son quienes se van a poder parar frente al entorno de consumo y proponerse ‘solo por hoy…’, tal como se promulga: solo por hoy intento vivir una vida sin ninguna dependencia”.
A los padres les pidió que “presten atención a los hijos, que puedan ver qué lugares frecuentan, con quiénes se relacionan. No es ser padres chapados a la antigua el interesarse por ellos. Hoy en día hay mucha permisividad que lleva a no saber dónde está el hijo, qué está haciendo y con quiénes se encuentra. Hay que ejercer una paternidad responsable, porque esto ayuda a los hijos a comprender que la libertad representa responsabilidad”.