Servicio Meteorológico Nacional - Coronel Suárez.
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En el Jardín Nº 908 los nenes llaman la atención sobre el perjuicio de tirar pilas a la basura.

“Envenenan la tierra”, “pasan muchos años hasta que el suelo se cura”, “contaminan el planeta”, “hay que ponerlas en botellas de plástico”, son algunas de las expresiones que hacen los niños de todas las salitas del establecimiento de la calle Urquiza cuando se les pregunta sobre el particular.

Los alumnos del Jardín Nº 908 han venido trabajando con sus señoritas, y con todos los integrantes de la institución educativa, desde hace un tiempo buscando concientizar a la sociedad a través de los nenes sobre lo que implica el descartar las pilas que ya no se usan, mezcladas con el resto de los residuos.
Así han aprendido, y lo repiten en forma bien simple, los daños que esto produce al medio ambiente.
El funcionamiento de las pilas se basa en un conjunto de reacciones químicas que proporcionan una cierta cantidad de electricidad, que si bien es limitada permite el funcionamiento de pequeños motores o dispositivos electrónicos.
Pero esta ventaja favorable de la autonomía se contrapone a los efectos negativos de los compuestos químicos empleados en la reacción donde se produce la electricidad, ya que en su mayoría son metales pesados que liberados al medio ambiente producen serios problemas de contaminación.
Las pilas son arrojadas con el resto de la basura domiciliaria, siendo vertidas en basureros, ya sean a cielo abierto o a rellenos sanitarios, y en otros casos a terrenos baldíos, acequias, caminos vecinales, causes de agua, etc.
Para imaginar la magnitud de la contaminación de estas pilas vasta con saber que son las causantes del 93% del mercurio en la basura domestica, así como del 47% del zinc, del 48% del cadmio, del 22% del níquel, etc.
Estas pilas sufren la corrosión de sus carcazas afectadas internamente por sus componentes y externamente por la acción climática y por el proceso de fermentación de la basura, especialmente la materia orgánica, que al elevar su temperatura, hasta los 70º C, actúa como un reactor de la contaminación.
Cuando se produce el derrame de los electrolitos internos de las pilas arrastra los metales pesados. Estos metales fluyen por el suelo contaminando toda forma de vida (asimilación vegetal y animal).
Los niños del Jardín Nº 908, junto con sus docentes, han preparado lo que ellos mismos denominaron “bichos come pilas”, los cuales serán distribuidos por algunos comercios cercanos a la institución educativa con sede en la calle Urquiza de Coronel Suárez, para que toda la gente deposite allí las pilas que tiene para descartar.
Luego, los mismos niños y docentes recogerán este desperdicio especial y lo entregarán al organismo de Medio Ambiente de la Municipalidad para que los descarte como corresponde.
En una visita al establecimiento educativo los niños y las docentes cuentan a la comunidad esta iniciativa.

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