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Un ejemplo a tener en cuenta por su dedicación y compromiso con la comunidad.
Un enfermero todo terreno, a toda hora, que le llega el momento del merecido descanso jubilatorio.

Aunque el viernes de la semana anterior se había despedido de su trabajo… en realidad el lunes, cuando concurrió a mostrar la sala al nuevo enfermero del lugar, se encontró con que todavía no tenía a su reemplazante, de manera que se calzó nuevamente el guardapolvo blanco y allí estuvo hasta las 15 horas, como probablemente lo tenga que seguir haciendo en los próximos días.
“Es que no iba a dejar a la gente sin atención”, dijo el querido enfermero de Villa Belgrano, quien estuvo 24 años a cargo de la Unidad Sanitaria del lugar, 49 años en total de trabajo en el Hospital Municipal de Coronel Suárez.
Comenzó como portero y cadete para hacer algunos trabajos, entre ellos, ir a buscar cada día el pan a tres panaderías de Coronel Suárez, recorrido que hacía en bicicleta.
Así fue como empezó, de manera empírica, aprendiendo a tomar la fiebre primero, a colocar algunas inyecciones, a tomar la presión. Luego, con la motivación que le dieron los médicos, tomó algunos cursos de capacitación, primero en La Plata y luego directamente en Coronel Suárez y en otros lugares de la zona.
Desde hace algo más de 2 años tenía la edad y los años de servicio, sobradamente, para poder jubilarse, pero apegado al trabajo y a esta tarea de servicio para el barrio que es su lugar en el mundo, porque es donde vive desde siempre, le costó tomar la determinación. Hasta que hace unos meses anunció a sus jefes que se retiraba, que dejaba la función.
Hubo una emotiva despedida sorpresa que hace unos sábados atrás le tributaron sus compañeros, que incluyó el clásico paseo en ambulancia por la manzana del Hospital que se le hace a cada enfermero que se jubila.
Y el viernes, cuando llegó el último día de trabajo, no pudo evitar la congoja, al caer en la cuenta que estaba dejando lo que ha sido su segunda casa a lo largo de 24 años de labor.
El lunes, como ya está dicho, “Rubencito” Pérez debió volver a calzarse el guardapolvo porque su reemplazo no había llegado y sospecha que por algunos días más tendrá que cumplir su función al frente de la Salita de Primeros Auxilios de Villa Belgrano.
Lo que seguramente no faltará será el timbrazo diario en su casa, pidiendo una asistencia, una ayuda, la presencia del enfermero de confianza, cada vez que alguien lo necesita.